El hombre que se enfrentará a Marine

Miguel-Anxo Murado
Miguel-Anxo Murado EL MUNDO ENTRE LÍNEAS

INTERNACIONAL

20 nov 2016 . Actualizado a las 21:31 h.

En Francia se da por hecho que en las presidenciales del año próximo el duelo final será entre la derecha y la extrema derecha. A menos que se obre un milagro laico, los socialistas tienen pocas esperanzas de encontrar un candidato que pueda pasar a la segunda vuelta. Por eso las primarias de la derecha francesa que comienzan hoy son tan importantes. Se trata de una especie de semifinal adelantada. De aquí saldrá el candidato que deberá disputarle la presidencia a Marine Le Pen. Porque de que ella llegará a la segunda vuelta pocos tienen dudas ya.

En teoría, ningún político de la derecha debería tener grandes dificultades en derrotar al Frente Nacional. Cuando se dio una situación parecida en 2002, la izquierda no dudó en apoyar en masa a su entonces bestia negra, el gaullista Jacques Chirac, con tal de cerrar el paso a Le Pen padre. Pero la reiteración de sorpresas electorales últimamente (brexit, Colombia, Trump) ha dejado a más de uno pensativo. ¿De verdad da igual que la derecha presente a un candidato u otro? Quizás, no.

Las encuestas no permiten anticipar un ganador. De los tres nombres en cabeza (Sarkozy, Juppé, Fillon), los tres están empatados dentro del margen de error estadístico. La evolución es interesante, sin embargo. Se daba por ganador al veterano Alain Juppé, que representa una moderación tecnocrática. Pero en las últimas semanas su intención de voto ha ido cayendo rápidamente al tiempo que crecía la de François Fillon con un discurso más duro en inmigración y laicismo. Mientras tanto, Nicolas Sarkozy, situado más a la derecha, ha mantenido estable su base.

Esto nos dice que el discurso de Le Pen está arrastrando a los conservadores, lo que puede tener consecuencias de cara a la batalla final por la presidencia. De Juppé se espera que recoja sin dificultades el voto del centro y casi todo el de la izquierda. Sarkozy representa la estrategia contraria: un lenguaje muy cercano al del Frente Nacional que le robaría votos pero que, por otra parte, no atraería tan fácilmente el voto útil de la izquierda. Pero Fillon es algo intermedio, y por tanto la apuesta más arriesgada. Es más centrado que Sarkozy pero muy combativo con los sindicatos franceses, con lo que parte del voto de izquierda se puede ir al discurso antisistema de Le Pen. Podría acabar siendo una versión de la pugna Trump-Hillary subtitulada en francés y con intercambio de géneros.

La cuestión se ha vuelto tan importante que se sospecha que muchos socialistas votarán en estas primarias de la derecha, aunque para ello tengan que firmar la declaración de lealtad a los principios conservadores y pagar los dos euros que dan derecho a participar. Se supone que muchos simpatizantes del Frente Nacional harán lo mismo. Puede que condicionen el resultado o puede que se anulen entre sí.

De modo que si la participación es sospechosamente alta este domingo, o el siguiente en la segunda vuelta, sabremos que no ha votado la derecha sino que ha votado Francia. Lo que no sabremos aún es si ha votado a su próximo presidente o a la próxima víctima de una sorpresa electoral.