El antiguo banquero que quiere redimir a la izquierda

Alexandra F. Coego PARÍS / CORRESPONSAL

INTERNACIONAL

PATRICK KOVARIK | AFP

Emmanuel Macron, el hijo político del presidente Hollande que cargará con la fama de traidor

17 nov 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Exbanquero de Rothschild, Emmanuel Macron conoció al hoy presidente, entonces alcalde de la ciudad de Tulle, en 2006, el mismo año en el que se afilió oficialmente al PSF, con 24 años. Cinco años más tarde y con un recorrido político discreto, apostó por Hollande en las primarias socialistas de 2011, a pesar de que los sondeos daban entonces la victoria a Dominique Strauss-Kahn. Su lealtad fue recompensada con el área económica del gabinete, en el que se estrenó como secretario adjunto del Elíseo en 2012.

Macron era una cara poco conocida cuando Hollande le confió la cartera de Economía dos años después. A pesar de ello, en poco tiempo se convirtió en uno de los ministros más populares del gobierno de Valls. Defensor de los valores de la izquierda y de cultura liberal, Macron llevó la política del Ejecutivo a un campo más acogedor para las empresas y el sector privado, un movimiento que fue criticado por un sector del electorado socialista reacio a sus reformas.

El 30 de agosto de este año, llamó supuestamente a Valls para anunciarle su dimisión. «¿Te vas para ser candidato, no es cierto? ¡No tienes ni una sola oportunidad!», le espetó el primer ministro, según fuentes cercanas. Su salida del Elíseo fue considerada en el PS y en parte de la esfera política como un acto de deslealtad. «Me ha traicionado con método», se lamentó Hollande durante una cena ese mismo día. La noticia de su candidatura a las presidenciales ha reavivado las críticas que recibió entonces. «Macron es una especie de segundo hijo para Hollande, un hijo político que aún no cree que es capaz de matar a su padre», confió un apoyo cercano al presidente a Le Monde.

Traición o no, lo que es cierto es que los círculos cercanos a Valls y Hollande no dudan en explotar la etiqueta para tratar de frenar el avance de Macron. Su movimiento político «En Marche !», fundado tras su dimisión, cuenta ya con 92.000 afiliados repartidos en 2.000 delegaciones locales, además de un fondo de donaciones de más de 2,8 millones de euros. Ayer les envió un mensje de redención. Francia, afirmó, no podrá responder a los desafíos del siglo XXI «con los mismos hombres y las mismas ideas». Por tanto, prometió una «revolución democrática» en un país «bloqueado por los corporativismos de todo tipo», «en declive» y en el que «lo peor está por llegar».