«Quiero que esto acabe. No sé qué pasará como gane Donald Trump»

maría cedrón LA VOZ EN EE.UU.

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El voto demócrata gana en los diferentes barrios de Chicago, desde los latinos a los afroamericanos o los anglosajones

09 nov 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Chicago es una ciudad multicultural. Irlandeses, polacos, latinos, afroamericanos, ucranianos, chinos... Tal vez por eso y porque es donde tiene su casa Obama, vota demócrata. A pie de calle, poco tiene que ver una jornada electoral en Galicia, donde prácticamente toda la votación se concentra en un día. Después de elegir candidato a la Casa Blanca, los miembros del Senado y los representantes locales, aquí tampoco se van al vermú. Te colocan una pegatina o una pulsera conforme has votado y te invitan a un donuts. Aunque ayer por la mañana en los colegios no había grandes colas, tanto en el barrio latino de Pilsen como al norte, en el anglosajón y moderno Wicker Park o, ya más al sur, en el afroamericano Bronzeville, lo que se observaba era un claro apoyo a Hillary. Incluso en Bronzeville, donde convence menos, la votan porque «Donald Trump es peor».

«Al principio, cuando la gente supo que Donald Trump iba a optar a la candidatura republicana, era como una broma que nos hacía reír por todas las cosas fuera de tono que decía. La broma ya no es divertida». El que habla es Scott. Nació en Rock Island, en Illinois, rozando ya el estado de Iowa. Es blanco y ayer votó en el barrio latino de Pilsen, donde vive y tiene una tienda: «Estoy contento de haber votado a Hillary porque Trump me asusta».

Temor entre los latinos

El miedo a lo que pueda pasar en caso de que el magnate llegue a la Casa Blanca se respira en el colegio electoral. Scott es uno de los pocos blancos no latinos que votó en ese centro. La mayor parte son hijos de emigrantes de México, Puerto Rico u otros países de Latinoamérica nacidos en Estados Unidos, pero cuyos padres aún no tienen la nacionalidad.

Patricia, que acudió acompañada de su hijo, es una de ellas. Su madre, nacida en México, puede votar. Su padre no. Ella también ha votado a Hillary. «Quiero que esto termine ya. He pasado muchos nervios durante los últimos meses. No se qué podría pasar en el caso de que gane Trump. Resulta muy injusto para una comunidad como la nuestra que haya llegado hasta aquí. Tenemos que pensar en nuestros hijos». Es el mismo temor que manifiesta Maritza, otra joven nacida en Chicago de padres puertorriqueños que no tienen aún la ciudadanía. «Para mi votar es muy importante porque no solo decidimos el futuro del país, también el de nuestras familias», resume.

En otro centro electoral cercano al popular paseo 606, entre Wicker Park y Bucktown, poblado de familias con niños rubios o jóvenes de clase media que trabajan en las cafeterías, han votado Erick and Jessica. Para esta pareja que ronda los cuarenta y tantos, la de este año es una decisión especialmente importante porque el resultado podría estar muy igualado. De todas formas lo tienen claro: «Clinton será una gran presidenta. Trump será muy malo».

Aunque el temor a Trump hará ganar a Hillary, en los barrios de afroamericanos como Bronzeville el hastío es mayor. Morick no tiene opciones válidas: «No me gusta ninguno de los dos. Me gustaba más Bernie Sanders porque entendía mejor nuestros problemas, pero no le puedo votar porque no está en la carrera. Votaré a Hillary entonces». Acudió a votar con su amiga Armore a un colegio abierto en la Chicago Bee Library, en State Street, pero al llegar una funcionaría le informó que hoy [por ayer] ese colegio estaba cerrado. «Ha estado abierto quince días, hoy tiene que ir a otro», le explica mientras mira en el ordenador cuál le correspondería por el lugar en el que tiene la casa. Mientras esperan Armore asegura que «este proceso es ridículo. No me gusta ninguno de los dos candidatos. Voy a votar y cuando esté delante de la máquina pensaré a quién lo hago».

Liza, de padres panameños nacida en Nueva York, ha preferido desconectar en septiembre de un proceso que también ve ridículo: «Voté a Hillary. La primera vez que se presentó Obama no le voté, luego lo hice porque vi que lo había hecho bien y le di el apoyo. Ahora voto a Clinton porque no sé como Trump ha llegado a donde está. Tengo amigos que le han votado porque son republicanos, aunque les horroriza», explica.

Poco después un mensaje con foto entra en el móvil. Es de una joven que vive en Boom (Carolina del Norte). La imagen muestra a votantes de Trump manifestándose con pancartas junto al colegio electoral. En Carolina del Norte, igual que en otras partes del país como Virginia u Ohio, no hay la homogeneidad de Chicago.