Erdogan prosigue su deriva autoritaria y descabeza al primer partido opositor

Rosa Paíno
ROSA PAÍNO REDACCIÓN / LA VOZ

INTERNACIONAL

ILYAS AKENGIN | afp

Berlín le acusa de desmantelar el Estado de derecho y convoca al encargado de negocios

05 nov 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

El presidente Recep Tayyp Erdogan ahondó ayer la purga de opositores que vive Turquía desde el fallido golpe de Estado de julio con el envío a prisión de la cúpula del Partido Democrático de los Pueblos (HDP), formación de la izquierda que defiende los derechos de la minoría kurda y tercera fuerza en el Parlamento. Las detenciones han provocado un escándalo en Europa, cuando aún no se acallaron las criticas por la redada en el principal diario opositor Cumhuriyet. La jefa de la diplomacia europea, Federica Mogherini, convocó una reunión de embajadores de la UE en Ankara y Berlín llamó al encargado de negocios turco, ante la ausencia actual del embajador, mientras el presidente alemán, Joachim Gauck, advertía de que Turquía está desmantelando de facto el Estado de derecho.

Los dos líderes del HDP, Selahattin Demirtas y Figen Yüksekdag, y el presidente de su grupo parlamentario, Idris Baluken, fueron arrestados de madrugada en Diyarbakir, capital de la región kurda, junto a otros diez diputados. Horas después, la Justicia ordenaba prisión preventiva para todos los arrestados excepto tres, que fueron puestos en libertad condicional. Además hay orden de arresto contra otros dos diputados que están fuera del país. Uno de ellos, Faysal Sariyildiz, ya ha hecho saber que no piensa regresar. Las detenciones fueron posibles tras la aprobación en el Parlamento -con mayoría del islamista AKP- de la iniciativa de Erdogan de levantar la inmunidad a sus miembros.

El primer ministro, Binali Yildirim, indicó que los diputados fueron detenidos tras haber ignorado citaciones judiciales y que se trata de personas que «fomentan, alientan y apoyan logísticamente el terrorismo». El AKP acusa al HDP de ser el brazo político del ilegal Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), aunque la formación lo niega. Pero la realidad es que su entrada en el Parlamento dificulta los planes de Erdogan de establecer un sistema presidencialista.

«El final de la democracia»

Para el HDP, las detenciones suponen el «final de la democracia en Turquía». «Es un día negro, no solo para nuestro partido, sino para la región», dijo. En un mensaje, Demirtas prometía resistir «este golpe ilegal». La policía reprimió con gases lacrimógenos y cañones de aguas las protestas contra los arrestos. En Ankara fue detenida de forma violenta la exdiputada Sebahat Tuncel, referente de la izquierda kurda, que terminó en el hospital.

El PKK llamó a levantarse contra Erdogan tras el arresto de diputados. «Aquí terminan las palabras», afirmó en un comunicado. Horas antes el Gobierno le atribuía un atentado con coche bomba en Diyarbakir que dejó ocho muertos en una comisaría. La UE considera el PKK un grupo terrorista y ve «legítimo» actuar contra él, pero esa lucha «nunca debe minar los principios básicos» de la democracia, dijo Mogherini.

El presidente alemán cuestionó si Turquía «se aparta definitivamente» de Europa. El líder de la CSU de Baviera, Horst Seehofer, fue más lejos y pidió a la UE que suspenda las conversaciones de adhesión.

El ministro de Exteriores turco, Mevlut Cavusoglu, tachó de «inaceptables» las críticas de la UE y volvió a agitar las dudas sobre una supuesta connivencia con la insurgencia kurda. Erdogan había acusado a Alemania de «proteger» a seguidores del PKK, a terroristas de la izquierda y afines a Fethulah Gülen. EE.UU. se mostró «muy preocupado». «Cuando las democracias atacan a dirigentes electos tienen el deber de justificar sus actos y preservar la confianza en el sistema judicial», escribió Tom Malinowski, encargado de derechos humanos en el Departamento de Estado.