Los demócratas cargan contra el FBI por investigar a Clinton

Adriana Rey LA VOZ EN EE. UU.

INTERNACIONAL

JEWEL SAMAD | AFP

El Departamento de Justicia acusa a la agencia de actuar sin el apoyo de la Fiscalía, algo que «solo invita a la especulación»

30 oct 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

La revelación de James Comey, director del FBI, ha puesto patas arriba la campaña estadounidense a nueve días de las elecciones. Él es el centro de todas las críticas en un país que ve cómo desde el viernes la incertidumbre se ha adueñado de una histórica cuenta atrás. «Usualmente no informamos al Congreso sobre nuestras investigaciones en curso, pero sentí la obligación de hacerlo dado que había testificado que nuestra investigación estaba cerrada», justificó Comey a su equipo después de haber informado a los congresistas de que el FBI había encontrado nuevos correos «pertinentes», para saber si Hillary Clinton puso o no en peligro la seguridad nacional, cuando era secretaria de Estado.

El paso de Comey no ha podido ser más confuso y su postura fue afeada desde el Departamento de Justicia, donde le acusan de romper con la tradición del departamento y actuar sin el consenso de la fiscal general, Loretta Lynch: «No damos pasos que puedan ser vistos como un intento de influenciar la elección», advirtió un funcionario al Buró. Otros fueron más duros y hablaron de «abuso». Las desavenencias se han extendido e incluso excolegas de Comey aseguran que la revelación «solo invita a la especulación».

«Es imperativo que el FBI explique este asunto, sin mas dilación», exigió Clinton en su primera rueda de prensa desde diciembre, dejando la pelota en el tejado de Comey. Los demócratas unificaron su mensaje y coincidieron en que «es una acción irresponsable» resultado del «acoso» republicano.

Mientras, sus rivales aprovecharon el escándalo para ingresar 10 millones de dólares en su contienda. «Esto es más grande que el Watergate», repetía un crecido Donald Trump desde Colorado.

Por si esto fuera poco, los correos se encontraron durante la investigación practicada al excongresista Anthony Weiner (exmarido de Huma Abedin, mano derecha de Clinton), cuestionado por haber intercambiado mensajes sexuales con una menor de 15 años. Un dato que, como no, alimentó decenas de conjeturas. «Oh Dios, Anthony Weiner. No soy un gran fan», decía con desidia el vicepresidente Joe Biden.

Parece obvio que Clinton no saldrá reforzada de esta nueva polémica. De hecho las primeras encuestas ya han estrechado sus márgenes y la media de RealClearPolitics habla de 4 puntos de diferencia entre demócratas y republicanos.

«La gente ya formó su opinión sobre el asunto de los correos hace tiempo», dijo la demócrata, dando así un portazo a la posibilidad de un nuevo impacto en la falta de confianza de sus votantes. Pero el problema ya no es solo una supuesta ilegalidad en los correos electrónicos, (que también), sino un refuerzo en la percepción de que Clinton no dio toda la información cuando el FBI se la pidió. Eso y que todo el ruido mediático generado refuerza la desconfianza que ya hay sobre su figura.

Al respecto, ella pierde y Trump gana. El magnate además, ya había alertado sobre el peligro de la cercanía entre Clinton y el entonces matrimonio Weiner: «Clinton fue descuidada y negligente al permitir a Weiner tener tanta proximidad a material altamente clasificado», auguró el neoyorquino el 29 de agosto.

Eso sí, la batalla no será fácil. Hay 13 millones de personas que ya han votado, la mayoría en estados decisivos que Trump debe ganar y donde todavía se encuentra a 6 puntos por detrás de la demócrata. ¿Puede haber un cambio de tendencia? Por supuesto. Y más en esta contienda impredecible en la que «cada vez que los estadounidenses empiezan a pensar que no hay nada más que pueda sorprenderles en esta campaña presidencial, algo explota para demostrarles que están equivocados».