Hollande pide disculpas a los jueces tras acusarlos de ser unos cobardes

ALEXANDRA FERNÁNDEZ PARÍS / CORRESPONSAL

INTERNACIONAL

MARTIN BUREAU | AFP

Estupefacción entre los socialistas por la publicación de su libro de confesiones

15 oct 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

François Hollande se encuentra hoy más solo que nunca. El culpable: Un presidente no debería decir eso, el libro publicado por dos periodistas de Le Monde el pasado jueves. En total, 679 páginas de confesiones íntimas del actual inquilino del Elíseo que le han costado el apoyo de la mayoría de su partido así como del poder judicial. Sus opiniones sobre la Magistratura fueron las que causaron una mayor conmoción. «Es una institución de cobardía. Es así, todos esos fiscales, todos esos altos magistrados se esconden, se hacen los virtuosos, no les gusta lo político», explicó en relación a las acusaciones de financiación libia en la campaña de Nicolas Sarkozy de 2007.

La noche antes de la publicación del polémico libro, Hollande se reunió con el presidente y el fiscal general del Tribunal de Casación, Bertrand Louvel y Jean-Claude Marin. Según el portavoz del Tribunal, los dos más altos magistrados del país solicitaron la audiencia para «intentar comprender» los comentarios del jefe de Estado. Nada se ha filtrado de este encuentro de apenas 20 minutos, pero quedó claro que no logró mitigar la ira de la justicia francesa. El jueves, la Magistratura abrió las puertas de la Corte de Casación a la prensa para expresar su indignación en un discurso solemne y severo. «Estas ofensas repetidas plantean un problema institucional», acusó Louvel. «No es concebible que el cargo de presidente pueda ser utilizado por su titular para difundir, entre los franceses, una visión tan degradante de su Justicia».

Ante la reacción del poder judicial, Hollande se ha visto obligado a disculparse ayer con una carta dirigida a la Unión Sindical de Magistrados. «Habéis expresado, en nombre de la institución judicial, vuestra conmoción ante unas alusiones publicadas en un libro. No tienen nada que ver con la realidad de mis pensamientos ni con la línea de conducta o acción que me he fijado como presidente de la República».

A la espera de una eventual respuesta de la Magistratura, Hollande debe enfrentarse ahora a las críticas internas que el libro ha suscitado. Aunque Manuel Valls, su primer ministro y Christiane Taubira, exministra de Justicia, han salido tímidamente en su defensa, el sentimiento dentro del Partido Socialista es de estupefacción. «Es alucinante, no tengo palabras para decir sinceramente lo que pienso. Algo entre un mazazo y la gota que colmó el vaso» confesó un representante del PS. Los comentarios de Hollande sobre el islam tampoco han dejado indiferente a los miembros de su partido, abiertamente defensor de la comunidad musulmana. «No es el islam lo que provoca el problema en el sentido de que sea una religión peligrosa en sí, sino porque quiere afirmarse como una religión de la República», señaló el presidente en julio de 2014.

La polémica eclipsó el debate de Los Republicanos del jueves, en el que Alain Juppé y Nicolás Sarkozy se afianzaron como favoritos en las primarias. El expresidente también ha visto su imagen pública dañada por la reciente publicación de dos libros que desvelan su actitud descuidada y lengua viperina en el ámbito privado.