Hace algunos años, los científicos descubrieron, sin embargo, que si bien sus sustitutos, los HFC, no atacan la capa de ozono, contribuyen enormemente al calentamiento global, entre 100 y 1.000 veces más que las emisiones de dióxido de carbono. A diferencia de los otros gases de efecto invernadero, los HFC no están presentes de forma natural en el planeta.
En Kigali se estableció ahora un calendario para la retirada de los HFC tanto en países desarrollados como en desarrollo. Los primeros acordaron reducir su uso para 2019 en un diez por ciento y entregar dinero adicional a través del Fondo Multilateral del Protocolo de Montreal.