Rusia desafía la presión mundial e intensifica los bombardeos en Alepo

Rosa Paíno
Rosa Paíno REDACCIÓN / LA VOZ

INTERNACIONAL

AMEER ALHALBI | AFP

Putin denuncia una histeria antirrusa que culpa a su país de todos los pecados

13 oct 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Cincuenta y seis muertos en 24 horas en Alepo. Los civiles de los barrios rebeldes de Bustan al Qasr, Fardus y Qataryi llevan dos días sufriendo los más intensos ataques de la aviación rusa en meses. El Kremlin ha apostado por intensificar el asedio aéreo y hacer oídos sordos a la presión mundial para que le ponga fin. Todo en un clima de tensión con EE.UU., la ONU y Europa, que amagan con acusar a Rusia de crímenes de guerra, mientras Moscú juega a la guerra fría con su decisión de hacer permanente su presencia militar en Siria y sus planes de reabrir sus antiguas bases en Cuba y Vietnam. El objetivo de Rusia es ganar la batalla de Alepo, de cuyo destino depende en gran parte el futuro del régimen de Bachar al Asad, y nada va a detener sus planes.

Un día después de cancelar su visita a París, Vladimir Putin cargó ayer contra sus críticos: a Francia la acusó de «atizar la histeria antirrusa» y a todo Occidente de culpar a su país de «todos los pecados mortales y de todos los crímenes». En su opinión, el Gobierno francés provocó intencionadamente el veto ruso a su resolución sobre un alto el fuego en Siria en el Consejo de Seguridad de la ONU.

Aseguró que no fue él, sino la parte francesa, la que decidió aplazar su visita a París. No opina lo mismo el jefe de la diplomacia gala, Jean-Marc Ayrault: «Putin intensificó los bombardeos en Alepo, por lo que imagino que venir a París a hablar de Siria le sería incómodo». Sin embargo, Putin subrayó que mantiene «unas muy buenas relaciones personales» con François Hollande. No así con Barack Obama: «Prácticamente, no hay diálogo», dijo.

Ironía ante las amenazas

Negó una vez más que fueran cazas rusos los autores del ataque al convoy humanitario de la ONU en septiembre. Según él, fue obra de «una de las organizaciones terroristas y nosotros sabemos que los estadounidenses también lo saben». Ante las amenazas de una nueva andanada de sanciones, Putin sacó su vena irónica: «No les llegarán los motores y la gasolina para recorrer toda nuestra frontera. ¿De qué aislamiento hablamos cuando se trata de un país como Rusia?»

El portavoz de Defensa, Igor Konashenkov, también calificó de «histeria antirrusa» el llamamiento del ministro de Exteriores británico, Boris Johnson, a protestar frente a la Embajada de Rusia en Londres contra los bombardeos en Siria. Ayrault criticó también a su homólogo británico. «¿Organizar manifestaciones es el papel de un ministro de Exteriores?», se preguntó.

El papa Francisco imploró ayer un «cese el fuego inmediato en Siria», mientras 62 países, entre ellos Arabia Saudí y Catar, llaman en una carta al Consejo de Seguridad de la ONU a parar la sangría de Alepo, según Al Yazira. Pese a la escalada de tensión y a la ruptura de cooperación, los jefes de la diplomacia de Rusia y EE.UU., Serguéi Lavrov y John Kerry, se han citado el sábado en Lausana (Suiza) para hablar de Siria.