La peligrosa parodia estadounidense

Adriana Rey NUEVA YORK

INTERNACIONAL

Las estrellas que imitan a Trump humanizan al candidato, según sus críticos. Alec Baldwin y Meryl Streep son los últimos que se han sumado a emular la forma de actuar del candidato republicano

10 oct 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Donald Trump se ha convertido en un asiduo de los canales de noticias en las televisiones estadounidenses. Desde que anunció su candidatura hace más de un año, no hay día en el que el magnate no acapare la atención de los medios, atraídos por su particular estrategia llena de constantes polémicas y una provocativa agresividad. El empresario convertido a político ha puesto en jaque a todo el aparato de Estados Unidos y esto no es solo carne de cañón en terreno informativo.

La fama implica también ser el blanco de imitadores que estudian al milímetro los rasgos más característicos del personaje que después van a parodiar. Y Trump es perfecto para ello.

«Hay que hablar como él, parecerse a él, actuar como él», dicen los profesionales, que coinciden en apuntar que el peinado del multimillonario es uno de sus elementos más peculiares. Es más, su voluminoso cabello dice mucho, según los expertos en lenguaje gestual, dando a entender que él no tiene miedo de hacerse notar.

Así lo han recogido distintos actores de Hollywood que en los últimos meses han provocado oleadas de carcajadas. El último en hacerlo ha sido el actor Alec Baldwin, quien con dos actuaciones absolutamente magistrales (la última el pasado sábado) dejó impactados a millones de espectadores del programa de máxima audiencia, Saturday Night Live. A una perfecta caracterización con cejas postizas y peluquín la acompañó una excelente gesticulación con la que Baldwin consiguió ser la copia de Trump, aunque en la realidad no puedan estar más alejados: «Es un candidato hecho de odio», confesó el actor sobre el republicano.

La parodia de Baldwin fue precedida por muchos de sus colegas, aunque ninguno consiguió su perfección. Bruce Willis lo interpretó justo hace un año en el show de Jimmy Fallon y poco después lo repetía Johnny Depp: «Voy a construir un muro... No, no, un muro fabuloso», ironizaba la estrella de Piratas del Caribe. Hasta la oscarizada Meryl Streep sorprendió a todo un teatro de Nueva York, luciendo su piel anaranjada junto a una gran barriga postiza.

En la carrera por la presidencia estadounidense, las imitaciones juegan un papel esencial y más complejo que en otras ramas de la comedia, y si no que se lo pregunten a Sarah Palin. La ex candidata a la vicepresidencia de EE. UU. vio cómo, en el 2008, la estrella del porno Lisa Ann la imitaba en una película de Larry Flint, el empresario más importante del mundo de la pornografía: «De alguna manera consiguió mezclar a la perfección lo absurdo de la política estadounidense con el sexo explícito», aplaudió el periodista Flinder Boyd, en Fox.

En EE. UU. además, es muy común, por no decir de obligado cumplimiento, que los políticos acudan después a aquellos programas donde días antes los ridiculizaron. Una especie de lavado de imagen para algunos y un intento de humanizarse para otros. Pero ¿es necesario humanizar a Trump?, se preguntan quienes alertan sobre la promoción de alguien que promueve el discurso del odio.

El problema es que antes que nada el neoyorquino es un showman. Sabe poner los tiempos a su disposición con contactos y con dinero, y quizás la política no, pero el negocio de las audiencias Donald Trump lo maneja a la perfección.