Juego de tronos en Bruselas en plena crisis de la Unión

Cristina Porteiro
cristina porteiro BRUSELAS / CORRESPONSAL

INTERNACIONAL

La primera ministra polaca, a la derecha, quiere retirar su apoyo a Tusk, a la izquierda.
La primera ministra polaca, a la derecha, quiere retirar su apoyo a Tusk, a la izquierda. WOJTEK RADWANSKI | AFP

Polonia amenaza con retirar el apoyo a Tusk en el Consejo mientras Schulz se aferra a la presidencia de la Eurocámara

05 oct 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Reino Unido prepara los papeles del divorcio. Las tensiones internas entre Estados miembro del este y el oeste, del norte y del sur, arrecian y las diferencias entre las capitales y Bruselas se dirimen a golpe de referendos nacionales. Los escándalos fiscales desgarran las entrañas de las instituciones europeas, las fuerzas populistas atenazan al proyecto europeo y crisis como la económica y migratoria siguen sin resolver. No cabe duda de que la UE atraviesa el período más crítico de su historia. Pero a las timoratas respuestas de sus líderes se suma ahora la pugna por los cargos. 

Los enfrentamientos interinstitucionales en Bruselas quedaron ayer en un segundo plano al entrar en juego Polonia. Quedan apenas ocho meses para revalidar el mandato del polaco Donald Tusk al frente del Consejo Europeo y Varsovia ha sugerido que retirará su apoyo al liberal. El trono por el momento no corre peligro, puesto que no existe posibilidad de veto, pero el golpe simbólico es de gran envergadura. Las malas relaciones entre Bruselas y Varsovia por la deriva autoritaria del Gobierno polaco, y el interés de este último en diluir la autoridad de Tusk, opositor liberal de centro-derecha, están detrás de esta nueva bravata diplomática. «Puedo imaginar un escenario en el que el Gobierno no apoye un segundo mandato de Donald Tusk», aseguró la primera ministra polaca, Beata Szydlo, después de que el líder de su partido Ley y Justicia, Jaroslaw Kaczynski, colgase al actual presidente del Consejo la etiqueta de «gran problema». para el país. 

Muchas cosas se pueden torcer de aquí a mayo del 2017, cuando los 28 deberán reafirmar a Tusk en su cargo. Las alianzas políticas de Visegrado [Polonia, Eslovaquia, República Checa y Hungría] han puesto en jaque a la UE en los dos últimos años. Sus líderes no dudaron en pedir la cabeza de Juncker, promotor de las cuotas de refugiados obligatorias, tras el triunfo del brexit.

Quien se aferra como un clavo ardiendo a su trono es el presidente del Parlamento Europeo, Martin Schulz. También a él le ha llegado la hora. El socialdemócrata alemán fracasó en las pasadas elecciones europeas (2014), a las que concurría como candidato a presidente de la Comisión, en manos de su amigo conservador Jean Claude Juncker. Un pacto entre socialdemócratas y el Partido Popular Europeo permitió al librero mantener su cargo al frente de la Eurocámara con la condición de que cediese el testigo a los conservadores a mitad de legislatura. Ahora que el mandato llega a su fin, Schulz ha movido hilos para tratar de romper el pacto y acomodarse en el puesto otros dos años y medio más. La maniobra llega en un momento muy delicado para la credibilidad de las instituciones europeas y su legitimidad a ojos de los ciudadanos. La pelota está en el tejado de los populares. Algunos de sus miembros se oponen a la maniobra, en especial aquellos que encabezaban las quinielas para reemplazar al alemán. El trono de Schulz está a merced de una mayoría absoluta en la Eurocámara.

Las tensiones también alcanzan a Juncker, por promover cuotas

de refugiados