La sobrina de Villar murió por asfixia tras pagar el rescate

Francisco Espiñeira Fandiño
FRANCISCO ESPIÑEIRA A CORUÑA / LA VOZ

INTERNACIONAL

Lugar donde se especula que pudiese tomar un taxi.
Lugar donde se especula que pudiese tomar un taxi. José Méndez | EFE

El cadáver fue abandonado en un canal de desagüe y la policía no tiene datos de los autores del asesinato

22 sep 2016 . Actualizado a las 17:41 h.

María fue asesinada por dinero. La Procuraduría General de México no tiene dudas. «Fue secuestrada tras retirar dinero de un cajero en la plaza comercial de Polanco, una zona residencial muy próxima a su domicilio en México D.F.», confirmaron fuentes de la investigación tras conocerse que la víctima era sobrina del presidente de la Federación Española de Fútbol, Ángel María Villar.

María, que trabajaba en el área de banca de la multinacional IBM en la capital mexicana, contactó con su familia por última vez el 13 de septiembre, a las nueve de la noche, tras reunirse con unas amigas. Poco después, fue raptada -hay dudas sobre si tomó un taxi o no- y solo quedó un reguero de paradas en varios cajeros automáticos para retirar el efectivo disponible en su tarjeta de crédito.

Los secuestradores intentaron estirar el negocio pidiendo un rescate exprés. Llamaron por teléfono y pidieron nueve mil euros. Tras un tira y afloja con la familia de la asesinada, concretamente con su marido y su primo, Gorka Villar, hijo del presidente de la Federación Española de Fútbol y con muchas conexiones en América Latina, pactaron una cifra, «muy inferior a la petición inicial», según confirmó el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García-Margallo.

El pago de rescate se hizo a mediodía del 14 de septiembre en la colonia de Itzlapalapa, siguiendo las indicaciones de los raptores. Pero lo que tenía que haber sido un desenlace limpio -«parecía sencillo haberla recuperado sana y salva», admitió el ministro español-, se complicó. María no volvió y la familia, asesorada por dos agentes españoles, dio parte a las autoridades locales.

A medida que cundía el pánico por la desaparición de María Villar y que los secuestradores no daban señales de vida por ninguno de los canales de comunicación anteriores, su marido empezó a recorrer todas las morgues de México D.F. en busca del cuerpo de su mujer.

No tuvo noticias de ello hasta días después. El cuerpo de María apareció en las afueras de Toluca, a 65 kilómetros del lugar de su rapto, en un canal de desagüe. Tenía las manos esposadas, los pies atados y la cabeza envuelta en una bolsa de plástico. Según los datos facilitados por el Gobierno mexicano, fue esa bolsa la que le causó la muerte «por asfixia». No presentaba evidencias de golpes y en la primera inspección del cuerpo tampoco se hallaron evidencias de una posible agresión sexual.

No tenía papeles, lo que retrasó su identificación, ya que tampoco había una denuncia expresa. Ayer, el cuerpo de la víctima fue entregado a su familia para la repatriación a España y posterior entierro.

8.155 casos desde 2012

El suceso que acabó con la vida de María Villar no es un hecho aislado en la rutina diaria de México. Según los datos facilitados por la Procuraduría, desde el año 2012 se han registrado en el país un total de 8.155 denuncias por secuestros exprés. La media el último año es de más de seis raptos diarios. Habitualmente, se producen en zonas muy pobladas y van dirigidos contra ciudadanos mexicanos.

Ayer, el Ministerio de Asuntos Exteriores volvió a reiterar algunos consejos. Entre las recomendaciones efectuadas para los que viajen al país centroamericano destacan no conducir vehículos de alta gama ni todoterrenos, utilizar el transporte público acompañado de personas que conozcan la zona y no coger taxis fuera de las paradas, además de no presumir de dinero en conversaciones con desconocidos y llevar el efectivo imprescindible.