Corea del Norte desafía al mundo con su bomba atómica más letal hasta hoy

La Voz REDACCIÓN / LA VOZ

INTERNACIONAL

Atlas

Indignación planetaria por el ensayo nuclear, que causó un terremoto de 5,3

10 sep 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

La bomba lanzada por Estados Unidos en Hiroshima tenía 16 kilotones y la que detonó Corea del Norte ayer habría ascendido a 10, según la estimación realizada por su vecino del sur. El dato muestra los avances de la carrera armamentística del régimen comunista que lidera Kim Jong-un. La quinta prueba nuclear que acomete su país, la segunda de este año, no solo ha sido la de mayor potencia que ha realizado hasta la fecha, sino que prácticamente duplica la de su anterior ensayo. El progreso desató de inmediato la alarma y la condena de todo el mundo, y trae de nuevo a primer plano el debate sobre la eficacia de la política de sanciones para frenar el ardor atómico de Pyongyang.

El primer signo de la explosión fue un terremoto que alcanzó una magnitud de 5,3 en la escala de Richter en las cercanías del campo de pruebas nucleares de Punggye-ri, cerca de China. Es el enclave en el que ejecutó Corea del Norte su cuarta prueba nuclear en enero y el mismo en el que acometió todos sus ensayos atómicos subterráneos desde el 2006. La prueba, realizada contraviniendo las prohibiciones de la ONU, consistió en miniaturizar una ojiva nuclear para poder armar un misil según la prensa norcoreana, y causó un seísmo político no menor que el registrado en la corteza terrestre. Hubo reprobación inmediata de sus vecinos e incluso de sus tradicionales aliados, que temen perder el control de la escalada armamentista.

No es para menos. Si es cierto lo que sostiene, Pyongyang está en situación de fabricar cabezas nucleares de forma estandarizada que pueden montarse en misiles balísticos estratégicos y de «producir a discreción muchas cabezas con gran poder destructivo más pequeñas y ligeras y de distinto tipo».

La presidenta de Corea del Sur, Park Geun-hye, condenó el ensayo como una provocación que derivará en más sanciones internacionales, al tiempo que aumentó el nivel de alerta de sus fuerzas de combate. Barack Obama fue en la misma línea. Amenazó al régimen comunista con «graves consecuencias» que, según dijo, deben traducirse en más sanciones a través de la ONU, cuyo Consejo de Seguridad se reunió ayer. También China, aliado tradicional de Pyongyang, protestó enérgicamente. El Ministerio de Exteriores expresó «su firme oposición» a la prueba e instó a Corea del Norte a cumplir con las resoluciones de Naciones Unidas. En paralelo, Pekín activó el segundo nivel de alerta de los cuatro de que dispone ante emergencias ambientales y comenzó a analizar la radiactividad en su frontera. Rusia condenó asimismo la prueba y emplazó a Corea del Norte a cumplir las resoluciones. No obstante, intentó reabrir el debate sobre la eficacia de la política de sanciones a Pyongyang.

Lo hicieron también algunos expertos. El ensayo «muestra que nuestro método ha fracasado: no hemos logrado hacer que renuncien a sus ambiciones nucleares», denunció Jenny Town, redactora jefe del sitio web 38 North, especializado en Corea del Norte. «Sin China, la batalla está perdida antes de empezar», añadió. Lo probaría el que las cinco tandas de sanciones de la ONU desde el 2006 han sido replicadas con explosiones cada vez más potentes.