Erdogan permite a los diputados alemanes ir a la base de Incirlik

patricia baelo BERLÍN / E. LA VOZ

INTERNACIONAL

GREG BAKER | AFP

La CSU echa más presión sobre Merkel al exigir que favorezca la acogida de refugiados cristianos

09 sep 2016 . Actualizado a las 07:20 h.

La relación entre Turquía y Alemania daba ayer una vuelta de tuerca. Tras meses de roces diplomáticos entre ambos países, el Ejecutivo de Ankara dio el visto bueno para que los diputados alemanes visiten a sus tropas destinadas en la base turca de Incirlik. Lo anticipó Der Spiegel y lo confirmaba después la comisión de Defensa del Bundestag, que entre el 4 y el 6 de octubre enviará una delegación al cuartel militar, situado en el sureste de Turquía y en el que están estacionados unos 250 soldados germanos dentro de una misión de la OTAN.

El ministro de Exteriores, Frank-Walter Steinmeier, no tardó en celebrar la decisión del Gobierno de Erdogan, que llega solo después de que Angela Merkel rebajara la tensión al asegurar que la resolución parlamentaria que califica de genocidio la matanza de 1,5 millones de armenios por parte del Imperio Otomano en 1915 no es jurídicamente vinculante. Declaraciones que le granjearon críticas de las oenegés y la oposición, que acusan a la canciller de ser demasiado condescendiente con un régimen opresor como el turco, pero que cumplieron su cometido: calmar los ánimos de Ankara.

«Es uno de los requisitos para prolongar el mandato en la lucha contra Estado Islámico», declaró Thomas Oppermann, jefe del grupo parlamentario socialdemócrata, el partido que más había presionado a Merkel, para que apretara las tuercas a Turquía, que ha llamado a consultas al embajador alemán hasta tres veces en lo que va de año.

Sin duda, este acercamiento supone un tanto para la canciller alemana, que depende más que nunca del pacto migratorio por el que Ankara se comprometió a descargar de refugiados al continente europeo, a cambio de que se eliminen los visados para la entrada de sus ciudadanos en la UE. Sobre todo después de la derrota de su partido, la CDU, en las elecciones del pasado domingo en el estado de Mecklemburgo-Pomerania Occidental. Una debacle que ha provocado que su socio más conservador, la CSU bávara, endurezca el tono de sus exigencias.

Es más, la formación tiene previsto presentar una nueva resolución en la que, entre otras cosas, pedirá a Merkel que dé prioridad a la acogida de inmigrantes «procedentes de la cultura occidental cristiana» durante la reunión que celebra hoy y mañana. En el amplio catálogo de medidas que propone incluye acabar con el burka y la doble nacionalidad, así como fijar un tope máximo de llegadas anuales, implantar zonas de tránsito en las fronteras y hasta imponer una «cultura dominante» en la Constitución bávara para hacer frente al multiculturalismo.