Merkel exige unidad a sus socios para frenar a los ultras

patricia baelo BERLÍN / E. LA VOZ

INTERNACIONAL

TOBIAS SCHWARZ | AFP

La canciller optó por devolver las puñaladas a sus detractores en el Parlamento tras las críticas a raíz de los últimos resultados electorales de su formación

08 sep 2016 . Actualizado a las 08:53 h.

Si por algo la llaman dama de hierro es precisamente por su capacidad de resurgir de las cenizas y saber imponerse en el momento preciso. Por ejemplo ayer, cuando después de varios días de hacer oídos sordos a las críticas que la responsabilizan del ascenso de la ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD) en las elecciones regionales del pasado domingo en el estado federado de Mecklemburgo-Pomerania Occidental, Angela Merkel optó por devolver las puñaladas a sus detractores en el Parlamento, durante el debate sobre los presupuestos del 2017.

«AfD no es solo un reto para mi partido, sino para todos los que estamos en esta casa, el Bundestag», afirmó ayer la líder de la Unión Cristianodemócrata (CDU), que por primera vez fue superada por la formación xenófoba en un Land. La canciller se dirigía así a sus socios más conservadores en el Ejecutivo de la gran coalición, la Unión Socialcristiana (CSU), que asegura que la debacle electoral de Merkel pone de manifiesto que el pueblo rechaza su política de acogida, y le pide más que nunca que fije un tope de refugiados anuales.

Buscar «pequeñas ventajas» partidistas solo favorecerá a quienes ganan votos con «eslóganes y respuestas aparentemente fáciles» a los problemas del país, respondió más belicosa que de costumbre. La jefa del Gobierno alemán insiste en «moderar el lenguaje» para no entrar en el juego dialéctico de AfD. En cambio, Merkel apuesta por la unidad de todas las fuerzas parlamentarias para frenar el avance populista y recuperar la confianza de los ciudadanos a un año de las elecciones generales, cuando su popularidad se ha desplomado hasta mínimos históricos.

«La situación es hoy mucho mejor que hace un año. Aunque queda mucho por hacer», reconoció. Al tiempo, repasaba los progresos en la protección de las fronteras, las nuevas normas para mejorar la integración de los refugiados y el endurecimiento de la ley de asilo, así como el pacto entre la UE y Turquía, que ha servido para descargar de inmigrantes al continente y que calificó de «modelo» para futuros acuerdos similares con otros países como Egipto, Túnez y Libia. «No puede ser que la política exterior alemana utilice los derechos humanos como algo negociable», denunció Dietmar Bartsch, el jefe de La Izquierda.