Putin jubila a la vieja guardia del KGB

I. Ortega, W. Jung MOSCÚ / EFE, DPA

INTERNACIONAL

SERGEI KARPUKHIN | Reuters

Cesa a su jefe de Gabinete con la vista puesta en las legislativas y su reelección

13 ago 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Vladimir Putin no suele deshacerse de los viejos amigos, pero ante dos citas electorales importantes -las legislativos de septiembre y su reelección en el 2018- ha decidido jubilar a la vieja guardia formada en el KGB soviético. Con los cambios llega sangre joven al poder, sin pasado y completamente dependiente del presidente ruso. El último en caer fue Serguéi Ivanov, jefe de Gabinete del Kremlin, uno de sus hombres de mayor confianza desde que Putin asumiera como jefe del Servicio Federal de Seguridad (FSB, antiguo KGB) en 1998.

La noticia cayó ayer como una bomba, ya que, aunque tiene 63 años, Ivanov ostentaba ese cargo desde el 2011, y antes ejerció de secretario del Consejo de Seguridad, ministro de Defensa y viceprimer ministro. Durante los últimos 20 años Putin siempre tuvo a su lado a Ivanov, oriundo de San Petersburgo igual que él y que incluso sonó como candidato a sustituirle al frente del Kremlin en el 2008, aunque finalmente ese honor correspondió a Dmitri Medvédev.

El líder ruso agradeció a Ivanov los servicios prestados durante tantos años y reconoció que este le había pedido que le relevara del cargo, aunque pocos son los analistas que creen que la defenestración del mano derecha de Putin fue voluntaria. Su sustituto será Antón Vaino, de 44 años, un diplomático de carrera hasta el 2002, año en que entró a formar parte de la Administración del Kremlin, donde es considerado alguien muy cercano al presidente. Aunque no es miembro de los servicios secretos como su antecesor, sus antecedentes familiares son intachables desde el punto de vista ideológico, ya que su abuelo fue jefe del Partido Comunista de la Estonia soviética entre 1978 y 1988.

Ivanov es el último de una larga lista que ya tiene muchas muescas, algunas pertenecientes a antiguos compañeros de Putin en el antaño temido KGB. Los analistas siempre han destacado que la lealtad es el rasgo más apreciado por Putin, quien se ha resistido a destituir a sus colaboradores, aunque su popularidad esté bajo mínimos, como es el caso de Medvédev, cuya dimisión es pedida a gritos por algunos sectores. Además de la implicación de algunos de sus antiguos aliados en casos de sobornos, los expertos consideran que Putin se ha propuesto renovar los cuadros con vistas a las elecciones presidenciales del 2018 para evitar caer en la gerontocracia.

Cada vez son más numerosos los rumores que apuntan a que, al igual que hizo con las legislativas al pasarlas de diciembre a septiembre, el Kremlin adelantará las presidenciales al 2017. El motivo es la profunda recesión en la que se encuentra sumida la economía nacional, de la que el país no saldrá hasta el próximo año con el Mundial de Fútbol en el horizonte, y el creciente descontento de la población con la gestión del Gobierno. Según los analistas, el mensaje para navegantes es que en tiempos de crisis nadie es intocable. «Si Ivanov no es seguro, ¿entonces quién lo es?», señaló un analista.

Misiles en Crimea

El baile de sillas en el Kremlin coincide con el resurgimiento de las tensiones con Ucrania a cuenta de la península anexada por Moscú en el 2014. Rusia anunció ayer el despliegue en Crimea de su sistema más avanzado de misiles de defensa antiaérea S-400. El envío tiene lugar después de que Putin, anunciara una serie de «contramedidas» tras denunciar enfrentamientos entre fuerzas rusas y «saboteadores ucranianos» en Crimea.