El «brexit» queda en manos de mujeres

Rita Álvarez Tudela LONDRES / E. LA VOZ

INTERNACIONAL

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Las ministras Theresa May y Andrea Leadson se disputarán la sucesión de Cameron

08 jul 2016 . Actualizado a las 08:33 h.

Los tories no respaldaron a los traidores en la segunda ronda de las primarias conservadoras. La ministra de Interior, Theresa May, arrasó con el 60 % de los apoyos seguida en la distancia por la responsable de Energía, Andrea Leadsom, con el 26%. De este modo quedó en tercera posición y por tanto cayó eliminado el ministro de Justicia, Michael Gove, con un respaldo de apenas el 14%.

Pese a que lideró la campaña del brexit y salió catapultado por el resultado del referendo, Gove no consiguió convencer a sus compañeros, que no le perdonaron la puñalada por la espalda para apartar de Downing Street al que había sido su compañero de tándem, el ex alcalde de Londres, Boris Johnson, ni tampoco, la deserción previa del bando del primer ministro y amigo cercano, David Cameron, a quien desafió haciendo campaña por la salida de la UE pese a que lo había metido en el Gobierno.

Como consecuencia del alineamiento de fuerzas tras el descarte de Liam Fox en la primera votación y la retirada voluntaria de Stephen Crabb, May obtuvo 199 votos por 84 de Leadsom. Queda así confirmado que Reino Unido tendrá a partir del 9 septiembre a su segunda primera ministra, y además, conservadora como la primera, Margaret Thatcher. La fecha inicial para la elección estaba prevista para una semana antes, pero se retrasó por el deseo de Cameron de asistir a su última reunión del G-20, que este año se celebrará en la ciudad china de Hangzhou el 4 y 5 de septiembre.

Este calendario ha empezado a ser cuestionado abiertamente por algunos parlamentarios partidarios de que se elija a la primera ministra antes de septiembre, dada la fuerte ventaja con la que cuenta May y, sobre todo, la incertidumbre económica y la fuerte caída de la libra tras el brexit. Es el caso, por ejemplo, de Grant Shapps, para quien Reino Unido necesita desesperadamente una dirección legitimada con el fin de evitar un vacío que podría tener graves consecuencias.

Pero la elección no está cerrada. Los 150.000 miembros del Partido Conservador tendrán que decidir entre una política percibida como más ortodoxa y gris, May, que ha señalado que no iniciará la negociación con la UE sobre la marcha de Reino Unido antes del fin de año, y otra más desconocida, Leadsom, ecléctica y original en sus políticas, militante del cristianismo y partidaria de abrirla en septiembre.

Frente a la búsqueda de seguridad, que representa May, los conservadores podrían sucumbir a la tentación del optimismo que promueve Leadsom, cuya presencia en el Gobierno era ignorada por la inmensa mayoría del país hasta que tuvo un papel prominente en la campaña por la marcha de la UE, a cuya causa se sumó en los tres últimos años porque antes había afirmado que romper con Europa sería un desastre.

El Gobierno es consciente de que el tiempo no está de su parte. El ministro de Exteriores, Philip Hammond, dejó claro que Reino Unido «no está en posición» de negociar la salida de Bruselas y calificó la activación del artículo 50 del Tratado de Lisboa en estos momentos como «imprudente». Pese a las críticas recibidas por la ambigüedad del Gobierno sobre este asunto, Hammond también rechazó que Reino Unido vaya a garantizar «unilateralmente» los derechos de los residentes comunitarios, sin mantener una negociación previa con la UE para asegurar que hay reciprocidad de sus ciudadanos británicos, muchos de ellos en España.

Andrea Leadson. La revelación «tory»

Fue la revelación de la campaña del referendo en dos debates televisivos y lo es también de las primarias conservadoras. La ministra de Energía se mostró muy decepcionada cuando supo que Boris Johnson no se presentaba, pero aprovechó su caída y ahora defiende «tener un corazón auténtico» para ser primera ministra.

Aunque defendió el brexit, admite que la desbordaron los resultados. «El futuro nos sonríe, al margen de la turbulencia de los mercados a corto plazo», es ya una de sus frases más conocidas. Ahora, su principal baza es encarnar la esperanza de los brexiters, que rechazan una primera ministra del bando que perdió el referendo.

Casada y con tres hijos, era relativamente desconocida en Westminster, pues la mayor parte de su carrera está asociada a la banca, donde ejerció casi tres décadas. Saca las uñas cuando la critican porque no tiene experiencia política suficiente para ocupar Downing Street y responde que Cameron nunca había estado en el Gobierno antes y que, de pronto, fue primer ministro.

Leadsom está en el ala más liberal de un partido muy liberal. Defiende el libre comercio a nivel mundial pero tiene claro que no quiere lo mismo cuando se trata del movimiento de personas. Pese a ello, sí que prometió garantizar los derechos de los ciudadanos de la UE que actualmente trabajan en el Reino Unido.

Theresa May. La segunda Thatcher

La dureza en sus discursos le valen la comparación con la dama de hierro. Ahora, con su saber estar, Theresa May está más cerca que nunca de convertirse en primera ministra y ser la nueva Margaret Thatcher. Única hija de un vicario de la Iglesia de Inglaterra, con apenas 12 años decidió que quería dedicarse a la política. Trabajó en el Banco de Inglaterra y como consultora financiera, pero en los 80 dio el salto al partido conservador y de ahí no se ha despegado. Empezó desde abajo, como concejala, hasta ser elegida diputada y luego nombrada ministra de Interior en 2010. Es muy respetada, especialmente por los cargos locales del partido a los que visitó cuando tenía cargos orgánicos, pero también es consciente de que le falta carisma.

Su mayor éxito lo logró en el 2013, cuando consiguió deportar al clérigo Abu Qatada. En la cruz, no haber logrado alcanzar el objetivo de controlar la inmigración por debajo de la cifra de 100.000 al año. Cuando se desató la campaña del referendo, fue situada por muchos en el bando partidario de la ruptura con Europa. Sin embargo, prevaleció su lealtad a Cameron que ahora la apoya entre bambalinas en la creencia de que encontrará la salida menos dolorosa cuando apriete el botón del artículo 50. Representa al sector menos euroescéptico del partido pero, tratándose de los tories, no es decir mucho.