El «brexit» dinamita el laborismo

Rita Álvarez Tudela LONDRES / E. LA VOZ

INTERNACIONAL

NIKLAS HALLE'N | AFP

La rebelión contra Corbyn aumenta en medio de los intentos por apartarlo de la dirección

27 jun 2016 . Actualizado a las 07:31 h.

La onda expansiva del brexit está poniendo patas arriba la política británica. A la crisis abierta en el bando gubernamental conservador, le sigue una revuelta en el opositor Partido Laborista contra su líder, Jeremy Corbyn. La bala partió de la primera línea de la trinchera del propio Corbyn, lo que se conoce como el gobierno en la sombra. En una rápida reacción, de madrugada, anunció la destitución de Hilary Benn, el encargado de Exteriores, por orquestar un golpe contra él. El cese fue respondido con una cascada de diez dimisiones de ese gabinete, dinamitando la endeble estabilidad del partido

El inicio del golpe fue acompañado por la filtración de correos electrónicos que mostrarían que asesores de Corbyn boicotearon la campaña por la permanencia en la Unión Europea. Ya se han publicado datos sobre la desesperación de la campaña Stronger in (Más fuerte dentro), codirigida por el laborista Will Straw, hijo de Jack, exministro de Blair, por el rechazo de Corbyn a participar en sus actos juntos a políticos conservadores. 

Benn -centrista y uno de los diputados más influyentes desde los años de Tony Blair y Gordon Brown- acusó sin tapujos a Corbyn de falta de liderazgo y de ser incapaz de ganar unas elecciones generales. «En una llamada telefónica a Jeremy le dije que había perdido la confianza en su capacidad para dirigir el partido y por eso me despidió», habría dicho Benn, según los medios. A esa despedida se fueron sumando durante el día otros diez portavoces del gabinete laborista con responsabilidades en Educación, Sanidad, Justicia, Transporte, Hacienda... En su carta de renuncia la responsable de Sanidad, Heidi Alexander, indicaba que el país necesita una oposición «capaz de desarrollar una alternativa creíble» a la derecha. 

El señalado, mudo

Corbyn se mantenía ayer al margen. Fueron sus viejos aliados los encargados de defenderle. «No tiene sentido sumirse en una guerra civil contra Corbyn cuando el país está sumido en la incertidumbre tras el voto favorable al brexit», anunció el portavoz de Interior, Andy Burnham. Otro respaldo vino del de Economía, John McDonnell, que insistió en que Corbyn no va a dimitir y advirtió que, si los diputados rebeldes fuerzan otro concurso por el liderazgo, volverá a presentarse y posiblemente a ganar. 

El líder laborista respiraba ayer tranquilo con el apoyo de los sindicatos y el de la militancia, que no han dejado de arroparlo pese a que reiteradamente se le ha cuestionado. Pero esa tranquilidad puede tener las horas contadas. Hoy afronta una moción de confianza presentada por dos diputadas, mañana una votación secreta entre los parlamentarios y el miércoles se celebrará la sesión de control al primer ministro.

A favor de su continuidad, una cuenta abierta en Internet lleva ya un total de 185.000 firmas. En ella se apunta que la revuelta está dirigida por los fieles a Blair.

Sus detractores le reprochan a Corbyn no haber sabido, o no haber querido, convencer al núcleo duro del electorado trabajador fiel al laborismo de las ventajas de seguir en Europa. Pero la animadversión del aparato del partido comenzó desde el mismo momento en que fue elegido en septiembre con el apoyo arrollador de las bases laboristas. 

Los defensores del «out» siguen desaparecidos

El fin de semana quedó marcado por la ausencia de las principales figuras conservadoras defensoras del brexit. Tanto Boris Johnson, como el ministro Michael Gove y el eurófobo Nigel Farage, permanecieron en un discreto segundo plano, cuando lo habitual era que no rehuyeran las cámaras.

Solo el líder del UKIP comentó al Sunday Telegraph que el Reino Unido se encamina a la que denominó una recesión «leve», pero se atrevió a decir que no tiene nada que ver con el brexit. «No hay nada nuevo. Nuestras previsiones de crecimiento se han reducido. El endeudamiento de nuestro sector público todavía no está bajo control y todo el mundo olvida que la libra esterlina se encuentra en un mercado a la baja», dijo Farage. 

«Cualquiera, menos Boris»

En cuanto a la renovación del liderazgo tory tras la dimisión de David Cameron, la prensa habla de la existencia de una operación que tituló «Cualquiera, menos Boris», en la cual, algunos sectores maniobran para apartar de la carrera al exalcalde de Londres. La mejor posicionada es Theresa May, ministra de Interior y defensora de la permanencia. 

Mientras, los liberaldemócratas se presentarán en las próximas elecciones con la promesa de llevar al Reino Unido de regreso a la UE. Además, su nuevo líder, Tim Farron, disculpó a muchos ciudadanos que votaron por el brexit bajo unos argumentos que ahora están comprobando poco a poco que «son mentiras». 

La petición para que se celebre un segundo referendo alcanzó ayer el respaldo de tres millones de británicos, si bien parece improbable que consiga su objetivo. Además, la comisión de peticiones de la Cámara de los Comunes investiga un posible fraude en las firmas. «La gente que añade firmas fraudulentas debe saber que está socavando la causa que pretende defender», resaltó la presidenta del comité, Helen Jones, informando de que muchos firmantes procedían de países tan dispares como Corea del Norte.