La masacre se cuela en la carrera electoral hacia la Casa Blanca

Rosa Paíno
Rosa Paíno REDACCIÓN / LA VOZ

INTERNACIONAL

JIM LO SCALZO | EFE

Clinton aboga por prohibir las armas de guerra, y Trump, por suspender la inmigración de países con historial terrorista

14 jun 2016 . Actualizado a las 07:35 h.

Que el peor ataque en suelo estadounidense desde el 11S se iba a colar en la carrera electoral hacia la Casa Blanca era inevitable, tanto como que cada candidato intentaría llevar la matanza a su terreno o al menos evitar que le hiciera perder votantes. Así el bando demócrata se centró en pedir una vez más un mayor control de la venta de armas, mientras el republicano optó por culpar a la mano blanda de la Administración contra el terrorismo islámico radical, dejando a un lado la hipótesis del odio que quiso imponer en su primera reacción Barack Obama.

Donald Trump no tardó en aprovechar el baño de sangre para sacarle rédito, en su recurrente mensaje islamófobo. Si el domingo acusó a Obama de haber fracasado en el combate contra el «islam radical», el lunes reiteró la defensa que da la Segunda Enmienda a los estadounidenses para poseer armas -premisa que le valió en mayo el respaldo de la Asociación Nacional del Rifle- y que el atentado avala su propuesta de prohibir la entrada a EE.UU. de los musulmanes. En el otro extremo, Hillary Clinton abogó por prohibir la venta de armas de asalto. Al unísono, la Casa Blanca exhortaba al Congreso a tomar medidas ante un Obama cada vez más «frustrado» con su inacción.

«Creo que las armas de guerra no tienen lugar en nuestras calles», dijo en un mitin en Cleveland (Ohio). «Si alguien está siendo investigado por el FBI, simplemente no debería poder comprar un arma sin que nadie le haga preguntas», añadió. Antes, había recordado que el fusil de asalto AR-15 es la misma arma que usó el matrimonio islamista en el ataque de San Bernardino y el joven Adam Lanza en el colegio de Sandy Hook en el 2012. Bernie Sanders se expresó en una línea similar: «No deberíamos vender armas automáticas diseñadas para matar a mucha gente».

Clientes armados

Para Trump, la solución es más armas, ya que a su entender si algunos de los clientes del club de Orlando hubieran estado armados la tragedia habría sido menor. «Si la gente en la sala hubiera tenido armas, con las balas volando a la cabeza del atacante, no habríamos tenido la tragedia que terminó habiendo», declaró a la cadena CNN. Abundando en su xenofobia, acusó los musulmanes de no facilitar información a la policía sobre personas como Omar Mateen. «La gente que lo conocía, la exmujer, otras personas, no informaron de él», lamentó.

Lo último que propuso, durante un mitin en Nueva Hampshire, es suspender la entrada de inmigrantes procedentes «de zonas del mundo donde existe una historia comprobada de terrorismo contra EE.UU., Europa o nuestros aliados» y evitar un «nuevo caballo de Troya».

Cargando contra los argumentos de su rival -aunque sin citarlo en ningún momento-, Clinton señaló ante sus seguidores que «algunos dicen que debemos mostrar especial vigilancia sobre los estadounidenses. Eso es equivocado y peligroso. Eso favorece a los terroristas».

Igualmente, la candidata demócrata se mostró contraria a meter en el mismo saco a todos los musulmanes. En declaraciones a NBC, afirmó que para ella «yihadismo radical y islamismo radical» significan lo mismo, pero dejó claro que no va a «demonizar y hacer demagogia y declarar la guerra a toda una religión».

La candidata demócrata defendió que EE.UU. necesita en estos momentos «políticas de estado, no partidistas». «Deberíamos aunar filas, deberíamos intentar averiguar el mejor camino a seguir», añadió. Para su rival republicano, si Clinton gana «sería más débil que Obama». «Quiero firmeza, quiero vigilancia», insistió. El debate solo ha comenzado y aún quedan cinco meses antes de la cita electoral.

La policía de Orlando asegura que su actuación salvó vidas

La policía de Orlando defendió su actuación en el club Pulse, ante las dudas expresadas desde varios medios sobre como un solo tirador pudo provocar tantas víctimas, abriendo la sospecha de que algunas cayeran por «balas amigas». El jefe de la policía local, John Mina, explicó que el peligro «inminente» de nuevas muertes llevó a dar la orden de entrada de una unidad del SWAT. «Creíamos que eran inminentes más pérdidas de vidas y por eso tomé la decisión de iniciar la operación de rescate», dijo en rueda de prensa. «Salvamos muchas, muchas vidas», añadió.

Omar Mateen contactó hasta en tres ocasiones con la policía. Mientras los negociadores hablaron con él, permaneció «tranquilo» y no se produjeron disparos, pero que en un momento dado el asaltante habló de que tenía «chalecos bomba» y «explosivos». El terrorista estaba refugiado en uno de los baños de la discoteca, donde tenía a cuatro o cinco rehenes, mientras mantenía entre 15 y 20 en otro.

La policía intentó hacer un agujero en la pared exterior del baño con explosivos para salvar a un grupo de personas. Sin embargo, la detonación no bastó para hacer un boquete lo suficientemente grande, por lo que los agentes se lanzaron con el vehículo contra el muro. «En ese momento teníamos la impresión de que si no lo hacíamos iban a morir más personas», dijo Mina.

Por el hueco escaparon varios de los rehenes. El atacante salió por el mismo agujero, con dos granadas de mano y disparando. Entonces fue abatido.

Uno de los heridos, Ángel Colón Jr., de 26 años, contó que el agresor era frío y metódico. «Pasaba delante de cada persona que estaba tirada en el suelo y le disparaba, para asegurarse de que estaba muerta», explicó su padre, al salir del hospital donde está ingresado Ángel, que recibió tres heridas de bala, una de las cuales le perforó una pierna.