Un cóctel perfecto de armas y odio

INTERNACIONAL

14 jun 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

A estas alturas la pregunta es dónde y cuándo actuará el terror yihadista la próxima vez, ya sea una célula dirigida desde Raqa, un lobo solitario o un desequilibrado homófobo. También es irónico que cuando EE.UU. lanzaba una alerta de viaje a sus nacionales por el riesgo de atentados en Europa, un simpatizante del Estado Islámico provocase una masacre en suelo americano. El de Orlando se une a la penosa lista de atentados en Francia y Bruselas, pero tiene connotaciones específicas: la mezcla de fanatismo, la permisividad con la tenencia de armas en EE.UU. y el odio a los homosexuales .

Si los demócratas ponían el acento en un mayor control de armas, los republicanos exigían endurecer las medidas antiterroristas -dejando a un lado las bravuconadas xenófobas de Trump-. Para Obama, esas demandas no son excluyentes. «No es lo uno o lo otro, son ambos. Debemos contraatacar el terrorismo. Pero también debemos asegurarnos que no sea fácil para alguien que decide hacer daño poder comprar armas», dijo. Como recordaba en diciembre tras el ataque de San Bernardino un columnista de The New York Times en los últimos cuatro años han muerto más estadounidenses de disparos de armas en su casa o ciudad que en las guerras de Corea, Vietnam, Afganistán e Irak juntas.