Heiko Maas, titular de Justicia, asegura que le dejaron una bala de nueve milímetros en el buzón de su casa
06 jun 2016 . Actualizado a las 05:00 h.He recibido «amenazas de muerte con fecha, hora y lugar». Una confesión que, por extraño que parezca, no viene de boca de un opositor al régimen chino o venezolano, sino que fue pronunciada ayer en una entrevista con el dominical Bild am Sonntag por el ministro alemán de Justicia, que se ha convertido en el blanco número uno de la ultraderecha. Heiko Maas asegura que la avalancha de cartas e e-mails incendiarios comenzó a raíz de que tachara al xenófobo movimiento Pegida de «vergüenza para el país». «Han llegado a dejar una bala de nueve milímetros en mi buzón» admitió.
El miembro del Ejecutivo alemán que más se ha enfrentado al partido ultraderechista AfD y al neonazi NPD reconoce que, en sus 20 años de carrera, jamás ha vivido un clima político «tan hostil» como el que reina en la actualidad. Desde que el pasado enero aprobara una nueva ley contra el extremismo de derechas, le consideran abiertamente un «traidor». Con el mismo apelativo fue calificado el líder de Los Verdes, Cem Özdemir, quien ha recibido amenazas de la Pegida turca, tras conseguir que el Bundestag aprobara la resolución que reconoce como genocidio la matanza de armenios por parte del Imperio Otomano el siglo pasado. «El radicalismo de derechas no es exclusivo de Alemania», señala Özdemir, de origen turco.
Pero AfD, que se sitúa ya como la tercera fuerza más votada del país, tras capitalizar el temor entre la población alemana a la llegada de refugiados, también se atreve con figuras populares. La jefa del partido, Frauke Petry, criticó ayer al futbolista de la selección Mesut Özil, después de que el ex centrocampista del Real Madrid publicara la foto de su peregrinaje a La Meca, para celebrar su fe musulmana, religión que a sus ojos no es parte de Alemania. «Uno podría preguntarse si [Özil ] no está intentando así lanzar un mensaje político» denunció Petry, una semana después de que su vicepresidente, Alexander Gauland, dijera que la gente «no quiere tener como vecino» al central del Bayern Múnich Boateng, de padre ghanés y madre alemana.
El socio más conservador de Merkel, dispuesto a hacer las paces
Angela Merkel, a quien Alexander Gauland, acusó de «dictadora» que solo quiere «reemplazar al pueblo alemán» por inmigrantes, tenía ayer un motivo de alivio. Horst Seehofer, líder de la CSU, el partido más conservador de la gran coalición de Gobierno, dijo querer terminar con el conflicto que mantiene desde septiembre con la canciller por su política de refugiados. «Merkel y yo hemos reconstruido la base de confianza sobre la que seguir a partir de ahora», declaró al diario Bild Seehofer, que incluso había amenazado a la canciller con demandarla ante el Constitucional si no modificaba su postura en la crisis migratoria. Aunque mientras unos se acercan ,otros se alejan. Así, en un pequeño congreso del partido socialdemócrata ayer en Berlín, el jefe del SPD, Sigmar Gabriel, manifestó su intención de distanciarse de la CDU y la CSU, volviendo a sus orígenes izquierdistas. «La izquierda no significa prescindir del centro», advirtió el líder de la formación, sumida en una crisis sin precedentes.