Grecia se revuelve ante las promesas incumplidas de Tsipras y de Syriza

Cristina Porteiro
Cristina porteiro BRUSELAS / CORRESPONSAL

INTERNACIONAL

ANGELOS TZORTZINIS | AFP

El Gobierno griego aprueba una nueva tanda de fuertes ajustes en plena recesión

24 may 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

«Se acabó la austeridad, se acabó la troika». Con estas dos escuetas pero ambiciosas promesas llegó el primer ministro heleno, Alexis Tsipras, al Gobierno el 26 de enero del 2015. Hoy trata de justificar la luz verde que dio el Parlamento griego el pasado domingo a la «ley escoba», el último paquete de severos ajustes que deberán digerir los griegos en plena recesión. «Se cierra un período difícil para el país y damos un primer paso para salir de la crisis», aseguró el líder heleno después de la ajustada votación en la que solo 153 diputados de su partido y de los socios nacionalistas de Anel le apoyaron. Vassiliki Katrivanou (Syriza) no soportó el peso de la presión. «Están implantando medidas que van en contra de nuestros valores esenciales», denunció tras presentar su dimisión. 

El hastío social se tornó en ira en la plaza Syntagma. Miles de personas se manifestaron a voz en grito contra las promesas incumplidas de su Gobierno. Ni han crecido las pensiones, ni las familias disponen de más renta ni se ha reducido el desempleo (25%). Grecia sigue sin crecer y se espera que su economía cierre el año encogiendo un -0.3%. La concentración fue precedida el mes de mayo por dos jornadas de huelga general (la cuarta de la era Tsipras) que paralizaron el país. Sindicatos públicos, privados, profesionales liberales, agricultores y  pensionistas tomaron las calles entre grandes medidas de seguridad y una enorme tensión. Para el principal partido de la oposición, Nueva Democracia, los recortes son «una vergüenza», a pesar de que guardan mucha similitud con los que pusieron en marcha en la anterior legislatura. «Hipotecará el futuro de Grecia», denunció su líder, Kyriakos Mitsotakis.

Tsipras trata de sostener el frágil equilibrio de su Gobierno, que se enfrenta también a una crisis migratoria sin precedentes. El Ejecutivo heleno ya ha dado la orden de evacuar el campamento de Idomeni, donde sobreviven hacinadas 8.000 personas.

«Masacraron a mi generación. No nos podemos casar, no podemos tener hijos. Mis padres trabajaron toda la vida y lo que me dejan es nada», se quejaba Dina a AFP en febrero. El ánimo de los griegos está derrotado. Syriza era la última esperanza a la que muchos se aferraban. La ilusión y la fuerza con la que aguantaron estoicos las negociaciones, los ultimátums, el referendo y el corralito del 2015 desaparecieron cuando su primer ministro capituló.

El golpe moral fue decisivo, la sensación de derrota se extendió y se multiplicaron las acusaciones de «traición». Tsipras se deshizo de sus críticos y recuperó las riendas del partido. Poco a poco, a golpe de reforma, se ha ido convirtiendo en un miembro más de la familia socialdemócrata. Los abrazos con líderes que lo ponen como modelo a seguir, como Pablo Iglesias, dieron paso a la complicidad con los de las filas progresistas, como Pedro Sánchez, y a las felicitaciones de enemigos habituales como el ministro de Finanzas alemán, Wolfgang Schäuble, quien augura un acuerdo hoy en el Eurogrupo para desbloquear otro tramo del tercer rescate griego. Está satisfecho. Tsipras ha hecho los deberes.

OSMAN ORSAL | REUTERS

Legado de recortes, subidas de impuestos y privatizaciones

Todas las promesas que auparon a Tsipras al cargo de primer ministro hace 15 meses se han convertido en papel mojado. De su revolucionario plan contra la austeridad solo queda el recuerdo. La obtusa lucha política en Bruselas, los ultimátums a los socios y los desafíos del Ejecutivo han dejado paso a la realidad de recortes, subidas de impuestos y privatizaciones. 

Golpe a las  pensiones

1.800 millones de ahorro. Hasta en 12 ocasiones los diferentes Ejecutivos helenos han tenido que meter mano a las pensiones desde el 2010. El último lavado de cara del sistema incluye un aumento de las cotizaciones a la Seguridad Social, un recorte de las pensiones suplementarias, sustento de muchas familias, una reducción hasta los 384 euros al mes de la pensión mínima para los 20 años cotizados, y la vinculación de futuras revisiones de las pensiones a la evolución del PIB y el IPC, ahora en números negativos. Se acabaron los regímenes especiales para los profesionales. Además se ha aumentado al 29 % el impuesto sobre la renta a autónomos y empresas. Objetivo: ahorrar 1.800 millones de euros al año. 

Subidas del IVA

Las islas en el punto de mira. ¿Cómo mejorar la situación de las menguantes arcas públicas? Con recorte del gasto y un aumento de la recaudación. Nada más fácil para ello que recurrir a subir el IVA general para alimentos, transporte público y restauración del 23 al 24 %. Es la segunda vez que Tsipras lo hace desde el pasado verano. ¿Qué pasa con las islas?  Se acabó la reducción del 30% del IVA del que se beneficiaban por su ubicación geográfica. Las más ricas y turísticas (Santorini, Míkonos, Naxos, Paros y Rodas) fueron las primeras en sufrirlo. Se trata de una exigencia de los acreedores que Grecia ignoró desde el 2010. 

Impuestos especiales

Tabaco y gas. La larga lista de subidas de impuestos no acaba ahí. El turismo y las propiedades inmobiliarias tampoco han escapado de las garras de Hacienda. Aumentan los impuestos especiales para combustible, tabaco y el gas que suministra calefacción a los hogares. 

Castigo al campo

Sin subvenciones. La ira del sector agrícola, uno de los más castigados, estalló con el anuncio del aumento de los tramos impositivos y la retirada de subvenciones para el combustible. Paralizaron el país a mediados de febrero y se pusieron en cabeza de la tercera huelga declarada al Ejecutivo, pero de nada les sirvió. 

Privatizaciones

Hacer caja. El Gobierno ha dado luz verde a un fondo encargado de vender empresas y propiedades públicas a particulares para alimentar hasta el 2045 una caja de 50.000 millones con el que devolver los préstamos, impulsar las inversiones y reducir la deuda. 

Ajustes automáticos 

Superávit fiscal. El objetivo es conseguir un superávit fiscal del 3,5 % del PIB en el 2018. ¿Qué ocurre si Grecia se desvía de la senda? Tsipras ha dado luz verde a un mecanismo de recorte de gastos que se activa de forma automática si detecta desequilibrios.