El EI siembra el caos al atentar contra una planta de gas próxima a Bagdad

LAURA FERNÁNDEZ PALOMO AMÁN / CORRESPONSAL

INTERNACIONAL

Afp

El ataque simultáneo de ocho suicidas causó la muerte de al menos 14 personas

16 may 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Tras una semana negra, parece que el Estado Islámico (EI) ha extendido sus objetivos en Irak más allá la línea de frente que contiene la expansión territorial del grupo terrorista. Sumidos en una violencia incesante, los extremistas han intensificado sus ataques y atentaron contra una planta de gas estatal situada a 20 kilómetros de Bagdad. En un asalto coordinado, hasta ocho suicidas se introdujeron en la planta de Taji y entre coches bomba, explosivos y disparos causaron la muerte de al menos 14 personas, según fuentes de la agencia AP.

El ataque se produjo a las seis de la mañana. Un coche explotó en la entrada de la planta, lo que permitió que otro vehículo, en el que había varios hombres con chalecos explosivos, se adentrara en las instalaciones. Al menos seis de los atacantes fueron abatidos en un tiroteo con las fuerzas de seguridad, dijo un portavoz militar. Tres tanques de almacenamiento de gas se incendiaron. Los técnicos confirmaron diversos daños materiales.

Cadena de atentados

Solo desde el miércoles más de 140 personas han perdido la vida en diversos atentados del grupo terrorista fuera del 14 % del territorio que controlan. La agencia Amaq, del EI, hizo circular una nota en la que los yihadistas reivindicaban el atentado, como hicieran con la autoría de las bombas que dejaron 93 muertos el miércoles en Bagdad o las 16 víctimas mortales del viernes contra una peña del Real Madrid en una ciudad al norte de la capital. En Latifiya, a 30 kilómetros al sur de la capital, ayer también se registró otra explosión en una zona comercial, donde murieron siete personas, incluidos dos soldados. En otra área de Bagdad, tres ataques con bomba en enclaves comerciales provocaron ocho víctimas civiles y 28 heridos.

El país no levanta cabeza de la violencia que ha germinado sin contención desde la intervención estadounidense del 2003. A toda la desestabilización se sumó en el 2014 la del EI, que tuvo su origen en Irak y creció en el vecino conflicto sirio. Los extremistas controlan importantes zonas, incluida la segunda ciudad iraquí, Mosul.

Los oficiales iraquíes creen que el grupo ha incrementado sus ataques para contrarrestar las pérdidas territoriales tras las ofensivas de las fuerzas kurdas peshmerga y el Ejército iraquí. También están colaborando tribus árabes a retener y expulsar a los extremistas. Al menos 14 militantes radicales fallecieron en una jornada durante los enfrentamientos en el pueblo norteño de Kanuna, donde una milicia local suní, Multitud Nacional, intentó sin éxito desterrar a los extremistas del EI.