Los ultras vuelven a la cervecería de Hitler

patricia baelo BERLÍN / E. LA VOZ

INTERNACIONAL

PHILIPP GUELLAND | Afp

La Justicia obliga a la mítica Hofbräukeller de Múnich a acoger este viernes una reunión de Alternativa para Alemania (AfD)

13 may 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

En su libro autobiográfico Mi Lucha, Adolf Hitler describe con cierta nostalgia el que fuera su primer discurso político, que tuvo lugar el 16 de octubre de 1919, apenas un mes después de que se hiciera militante del Partido Obrero Alemán. Aquel mitin, que pasó a formar parte de los anales de la historia, fue pronunciado ante 300 personas y nada menos que en una cervecería. Eso sí, no era una cervecería cualquiera, sino una de las más célebres de toda Alemania: la Hofbräukeller de Múnich, un sótano de estilo neorrenacentista, que en los años siguientes acogió numerosos actos nazis.

Paradójicamente el local del siglo XIX, que hoy es parada obligatoria de cualquier turista que haga escala en la capital bávara, saltó la semana pasada a los titulares, cuando su propietario decidió prohibir un acto del ultraderechista partido Alternativa para Alemania (AfD). Más que indignada, la líder de la formación se propuso llevar el caso ante la justicia. Pues bien, Frauke Petry y toda la cúpula de AfD se anotaron ayer un tanto, ya que por decisión de la Audiencia Provincial de Múnich, la Hofbräukeller deberá servir de escenario al evento organizado hoy por los xenófobos.

El tribunal argumentó su decisión en el contrato de alquiler que firmaron hace tiempo el partido y el local. «Estamos muy decepcionados por que el juez no vea nuestras preocupaciones por el tema de la seguridad», explicó Friedrich Steinberg, el propietario de la cervecería, que quiso rescindir el contrato alegando que no podía hacerles algo así «a sus comensales», esto es, dejar entrar a Petry y sus secuaces y arriesgarse a una oleada de protestas frente a su establecimiento, que está situado en pleno corazón de Múnich.

El presidente de la sección bávara de AfD, Petr Bystron, calificó el fallo como «una sonora bofetada para el Partido Socialdemócrata (SPD) y la Unión Cristianodemócrata (CDU)». Sin embargo, la verdadera bofetada para los socios del Gobierno de gran coalición no es esta sentencia en sí, sino el impulso sin precedentes que está adquiriendo la formación islamófoba y antieuropeísta, aupada por el rechazo entre la población alemana a la llegada de refugiados.

En el último sondeo demoscópico, Alternativa para Alemania se consolidó como la tercera fuera política del país con un 15% de los votos. Para hacerse una idea, esto es apenas un 5% menos que el SPD, que padece una grave crisis de identidad.