La guardia costera de la Unión Europea, en verano

Adolfo Lorente BRUSELAS / COLPISA

INTERNACIONAL

FRANCESCO ARENA | Efe

La propuesta original hablaba de crear una guardia de unas 1.500 personas que tendría capacidad para poder desplegarse en cuestiónde horas o escasos días para hacer frente a crisis excepcionales

22 abr 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Los ministros de Interior de la UE tiene muchos y complicados frentes abiertos. Refugiados y terrorismo dominan una agenda que está marcando el ritmo de la Comisión Juncker, que llegó para hablar de crecimiento y empleo, y solo habla de fronteras y atentados. De propuestas legislativas que siempre se topan con el muro del Consejo (países) pero que poco a poco, empiezan a cobrar forma. Ayer, por ejemplo, en la reunión en Luxemburgo, los ministros de los 28 mostraron su compromiso político para que la guardia costera de fronteras europea que Bruselas propuso en diciembre sea una realidad ya «en verano», casi un milagro a la vista de las muchas críticas que recibió en su día. La presidencia rotatoria que ostenta Holanda deberá ahora negociar con el Parlamento para que todo pueda cerrarse en apenas tres meses.

Aunque está sujeta a modificaciones, la propuesta original hablaba de crear una guardia costera de unas 1.500 personas que tendría capacidad para poder desplegarse en cuestión de horas o escasos días para hacer frente a crisis excepcionales. La medida, obviamente, está pensada para ayudar a Grecia y aunque en un principio tuvo muchos detractores por tratarse de un tema que afecta a la soberanía nacional, parece que todos los países han decidido ceder y apoyarla. Eso sí, esta fuerza nunca podrá actuar en aguas de un Estado miembro sin el permiso de este.

Lo que sí tiene peor pinta es la reciente propuesta de la Comisión para crear un nuevo sistema de asilo. Ayer comenzó a debatirse y la división fue «evidente». El gran anhelo de Bruselas es una agencia europea que centralice todas las peticiones de asilo. Además, se propone reeditar los polémicos cupos nacionales para repartir la carga entre los Estados de forma solidaria, basándose en ciertos criterios técnicos. «No los habrá, así de sencillo. Muchos países están en contra», zanja un diplomático. Entre ellos, Francia o España, confirmó Fernández Díez.

La Comisión propuso dos alternativas. Una más ambiciosa, la de partir casi de una hoja en blanco (la que rechazan muchos países), y otra muchos más modesta, que es la que finalmente saldrá y que está basada en mejorar varios aspectos del reglamento de Dublín, que dicta que los refugiados tienen que pedir protección en el primer país al que llegan. Lo que se intentará negociar es que se establezcan unos límites máximos para ayudar a un país que esté sobrepasado.

En el capítulo de refugiados, volvió a ponerse de evidencia la falta de compromiso político para reubicar a 160.000 asilados que ya están en Grecia e Italia. Hasta ahora, solo se han producido 1.257. En este sentido, Fernández Díaz desveló que en cuestión de días, llegarán a España 200 refugiados (50 de Italia y el resto de Grecia) y que si no se ha hecho antes es por cuestiones burocráticas «ajenas a nuestro país». Además, dijo, «traeremos a 285 sirios de Turquía y otros 100 más dentro del programa uno por uno del pacto con Ankara».