«Parece que los afganos e iraquíes no viven el drama de la guerra como los sirios»

Laura F. Palomo LA VOZ EN ESTAMBUL

INTERNACIONAL

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Así sobreviven las personas que se han visto obligadas a desplazarse a Turquía, que ven en las deportaciones un gran juego político

11 abr 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Desde Alepo a Estambul; de huir de la guerra en Siria a ser propietario de un recinto de zumos y comida vegana en Turquía. El sirio Waseem Kharouf se define como un privilegiado. No llega a entender cómo sus compatriotas, entre ellos un primo suyo, decidieron embarcarse en una travesía por el Egeo arriesgando su vida hacia países que están demostrando no tratarlos mejor. «Mi primo se fue el verano por 1.000 euros que pagó a las mafias y ahora está en Suecia, pero no puede decir que esté satisfecho», describe.

Sin embargo, Waseem sí lo está. En una calle perpendicular a Istiklal gestiona un negocio que le ha permitido tener una residencia. No llegó a ser refugiado, un estatus que Turquía no concede a los no europeos, pero sabe que está protegido por la figura de «huésped» que recibe todo sirio en este país, es decir, «protección transitoria», pero sin límite de tiempo. Algo que no tienen los afganos e iraquíes que están siendo deportados. «La verdad que ellos también son refugiados, pero parece que los afganos e iraquíes no viven el drama porque ya hay generaciones que nacieron en la guerra y nosotros los sirios llevamos solo cinco años con esta historia», explica. «Quizás por eso, en Siria no sabemos qué hacer, cómo movernos, dónde conseguir comida o dinero para empezar», comenta.

Él invirtió sus ahorros en una licencia de negocio en Turquía y no le ha ido mal. Los últimos atentados y la inestabilidad en el país han reducido significativamente el turismo, del que se resiente su negocio. Pero asume que su situación es diferente. Sigue las deportaciones desde Europa como un gran juego político en el que el presidente turco Erdogan ha jugado un buen papel. «Como un plan, donde los refugiados le están siendo rentables», considera.

De los más de 300 refugiados e inmigrantes que han sido devueltos tras el acuerdo entre la Unión Europea y Turquía, solo dos sirios han sido deportados, según las autoridades griegas de forma voluntaria. El ministro turco de Asuntos Europeos, Volkan Bozkir, insiste en que los sirios, de acuerdo con el acuerdo, serán enviados en avión a Adana para luego distribuirlos en centros de acogida. En cambio, los de otras nacionalidades que han llegado a Dikili esta semana han sido enviados a centros de deportación de Kirklareli, donde se les abrirán expediente de repatriación. Un dudoso destino para afganos e iraquíes pese a compartir el mismo pasado de guerra que los sirios.