La convención republicana abierta que anticiparon los guionistas de «House of Cards»

César Rodríguez Pérez
César Rodríguez REDACCIÓN / LA VOZ

INTERNACIONAL

Los aspirantes republicanos Trump, Cruz y Kasich
Los aspirantes republicanos Trump, Cruz y Kasich JIM YOUNG | REUTERS

El triunfo de Ted Cruz en las primarias de Wisconsin perfila el peor escenario para Donald Trump: un cónclave del partido que no sea un trámite, en el que su nominación no sea automática. Y en el que pueda surgir un candidato inesperado, como ocurre en la última temporada de la prestigiosa serie en el bando demócrata gracias a las maniobras de los Underwood

06 abr 2016 . Actualizado a las 11:50 h.

La carrera por suceder a Obama en la Casa Blanca vivió esta noche una nueva batalla en Wisconsin, con unas primarias en las que se impusieron Bernie Sanders en el bando demócrata y Ted Cruz en el republicano. Es la victoria de este último la que tiene importancia. Y no por sí misma (el texano sigue segundo a mucha distancia de Trump), sino por sus consecuencias, ya que perfila el peor escenario posible para el hasta ahora favorito Donald Trump: una convención republicana abierta en la que su nominación no sea automática y en la que puede surgir un candidato inesperado. Como en la cuarta temporada de la serie House of Cards

Los analistas políticos estadounidenses llevan un mes especulando con la posibilidad de que los líderes del Partido Republicano puedan maniobrar para evitar que Donald Trump sea su candidato a la Casa Blanca.

El millonario domina hasta ahora la larga carrera de las primarias y parece claro que será el primero cuando llegue la gran convención prevista para junio. Pero después del resultado en Wisconsin no es tan seguro que pueda obtener los 1.237 delegados necesarios para garantizarse la nominación automática. Y eso abre la puerta a que se produzcan sorpresas, conjuras y maniobras como las que efectúan en la ficción en el bando demócrata el presidente Frank Underwood y su esposa Claire, los protagonistas de House of Cards.

Los guionistas de la serie anticiparon en los episodios de la cuarta temporada, estrenada hace un mes en todo el mundo, lo que puede pasar en la realidad en julio. No es un secreto que las élites del partido republicano no quieren a Donald Trump. Y tampoco les gusta el número dos de la carrera, Ted Cruz. Sí verían con buenos ojos que el tercero en liza, el gobernador de Ohio John Kasich, fuera el aspirante presidencial. O que figurara como candidato a vicepresidente. Lo podrían conseguir con una convención abierta, en la que los delegados quedan liberados de sus compromisos una vez que se produzca la primera votación.

A partir de ahí teóricamente son libres para escoger a cualquiera de los que compitieron en la carrera o a cualquier otra figura del partido, como Paul Ryan, antiguo compañero de candidatura de Mitt Romney y cuyo nombre ha sonado con fuerza en la rumorología estos días. 

La convención abierta de 1976

Antes de las elecciones presidenciales de 1976 los republicanos ya celebraron una convención abierta. Entonces competían por la nominación el presidente Gerald Ford -que llegó a la Casa Blanca tras la dimisión forzada de Richard Nixon- y Ronald Reagan. El partido estaba dividido. Pero tras un montón de negociaciones y maniobras acabó eligiendo a Ford, el candidato que más gustaba al estabishment, y que acabó perdiendo en las urnas contra el demócrata Jimmy Carter.

¿Puede pasar lo mismo en julio? ¿Puede ser Trump una figura parecida a Reagan? Esas preguntas de momento no tienen respuesta. Pero la posible convención republicana abierta de julio tiene todos los elementos para convertirse en un acontecimiento de primer orden y para parecerse mucho a la que relatan los guionistas de House of Cards en uno de los mejores episodios de la cuarta temporada.

(Ojo, a partir de aquí puede haber espoilers o destripes)

 En la ficción el presidente Underwood, muy presionado por la irrupción de un candidato potente en el bando republicano le pide oficialmente a su partido celebrar una convención abierta para dar todo «un espectáculo».

Claire Underwood (derecha) y parte de su equipo
Claire Underwood (derecha) y parte de su equipo

En la agenda oculta del despiadado líder demócrata está una conspiración para propiciar la designación de su mujer, la primera dama de Estados Unidos, como aspirante a la vicepresidencia, por encima de la persona designada oficialmente, la secretaria de Estado Cathy Durant y de su rival, el senador Baker.

En el capítulo se puede disfrutar de una sucesión de engaños, traiciones, dobles traiciones, puñaladas traperas y jugarretas a mayor gloria de esa despiadada pareja que forman los Underwood y que en alguna ocasión han llegado a hacer sombra a la política real en Estados Unidos. La serie -que está muy pegada a la actualidad y también retrata una hipotética campaña del 2016- ha dado lugar en numerosas ocasiones a comparaciones entre sus tramas y la cruda realidad. Ha ocurrido en el pasado. Ha vuelto a suceder esta noche. Y puede volver a hacerlo en julio, cuando de la convención abierta republicana pueda salir una nominación sorprendente.