Pedro Tanarro: «Para solucionar el conflicto no podemos vivir de espaldas al mundo árabe»

Pedro Tanarro (Segovia, 1955) es un experto en negociación e inteligencia emocional que ha participado en varias de las situaciones más complejas de la política española en los últimos años. Su experiencia abarca todos los ámbitos de la violencia, tanto en América Latina, como África o España. De su experiencia personal a lo largo de tantos conflictos y protagonistas diferentes saca una conclusión rotunda: «Occidente no puede ser considerado culpable de los atentados, pero todos tenemos que darnos cuenta de que algo no funciona», señala el experto.

-¿Qué es lo que no funciona?

-Los ciudadanos queremos soluciones rápidas. Y solucionar este conflicto requiere actuaciones a largo plazo. Pero esas medidas son impopulares, porque la gente necesita sentirse segura en el corto plazo. Y los que toman las decisiones son políticos que se someten a las urnas cada cuatro años.

-Usted entiende que el atentado de Bruselas era previsible.

-Totalmente previsible por la evolución de los hechos que estamos viendo. Decía antes que todas las medidas que se han adoptado tienen la virtud de la inmediatez. Pero escasa eficacia. Aumentar las medidas represivas nos ofrece a los ciudadanos un escenario de falsa tranquilidad, compramos un espacio de falsa seguridad, pero no afrontamos el verdadero problema.

-¿Y cuál es la solución?

-El primer paso es que Occidente tiene que dejar de vivir de espaldas al mundo árabe. Los que atentan son una minoría y son muchos más los musulmanes que repudian ese tipo de comportamientos. Tras los atentados de París, todos los medios de comunicación reprodujeron concentraciones de rechazo y condolencias en toda Europa y el mundo occidental. Las mismas que se produjeron en el mundo árabe. ¿Y alguien las vio?

-Explique como se puede romper ese muro de odio.

-Hay que hacer mucha pedagogía con los ciudadanos. Pedagogía del mestizaje, pero claro, los políticos no tienen tiempo para revertir las sensaciones negativas de la población por esa falta de tiempo. Por ejemplo, todos estamos de acuerdo en acoger a los refugiados que huyen de la guerra de Siria, pero el primer político que lo haga perderá las elecciones. Lo vemos en España, donde todo el mundo dice que sí, pero nadie dice como. Y tampoco están insistiendo mucho.

-Pero el mestizaje requiere la comprensión de las dos partes. ¿O plantea usted que uno de los dos renuncie a sus principios?

-Insisto en que es un proceso a largo plazo. No conocemos nada de la cultura, el deporte o el arte árabe. Lo único que nos llega es la barbarie de unos pocos extremistas. Al mestizaje no se le pueden poner barreras en un mundo global como el que vivimos. Solo lo rechazan las minorías desarraigadas que hay en muchos barrios de Europa y que no han conseguido integrarse en su entorno. Por eso usan la violencia. Para hacer daño y defenderse de ese entorno en el que no son capaces de sentirse a gusto. Hay que elegir entre luchar contra eso que no conocemos o actuar para que se produzca un cambio. Y ahí volvemos al principio. Hace falta tiempo para conseguir éxitos que sean tangibles para una sociedad que busca seguridad en el corto plazo, en el día a día y en sus actos más simples. Nadie está dispuesto a esperar veinte años para cambiar todos esos comportamientos.

-Entiende que la guerra de Siria no es la principal causa de los atentados vividos en Europa en los últimos meses.

-Por supuesto que no. Esos atentados se hubieran producido igual, solo que ahora hay un grupo de gente que tiene idealizado un escenario como el que plantea el Estado Islámico, que no es un estado como tal, pero sí tiene un territorio desde el que lanza un mensaje idílico, como un nirvana en el que todos sus males y los agravios que consideran que les ha hecho su entorno tienen una solución inmediata. Y es obvio que esa guerra les da también ayuda en el sentido de facilitar infraestructuras logísticas, armamento y un puñado de gente lo suficientemente desarraigada para pelear en Europa contra lo que consideran una agresión a sus sueños.

«El mestizaje es clave en un mundo global. Solo lo rechazarán los desarraigados»

«La guerra de Siria da un territorio idealizado y facilita la infraestructura a los terroristas»

«España puede ser un puente privilegiado para buscar solución al conflicto»

Tanarro asegura que España también es un objetivo terrorista en estos momentos. «De hecho, el martes, estuvo barajándose subir el nivel de alerta», indica el experto.

-¿Qué papel tiene que jugar España en este conflicto?

-Por su ubicación y relaciones, puede ser un puente privilegiado en la búsqueda de soluciones, en esa necesidad de abrir las puertas a una relación diferente con el mundo árabe. Lo que pasa es que estamos en una situación muy complicada por el escenario político que nos ha tocado. Vivimos en una parálisis total justo cuando hay que tomar decisiones importantes.

-¿Y ve factible que pueda convertirse en un escenario de nuevos atentados?

-La posibilidad existe en toda Europa. Bélgica tiene más probabilidades, porque es la capital de Europa, pero cualquier lugar está en riesgo. No es descabellado pensarlo.

-El perfil de los terroristas es muy similar, con muchos lazos entre todos ellos.

-Es evidente que no son gente ilustrada y con una ideología definida. La mayor parte de ellos no ha leído el Corán ni lo ha estudiado. Como mucho, les suenan algunos de los episodios más belicosos. Y proceden de grupos de exclusión, con vínculos en esas estructuras desarraigadas que sirven como lugar de captación para muchos de ellos.

-O sea, que hubieran atentado igual.

-Claro, el vínculo entre ellos los llevaría ahí. De jóvenes, las atentados eran las trastadas. Luego, muchos cruzaron la raya de la delincuencia y pasaron por la cárcel. En este escenario, son el elemento perfecto para pelear en la primera línea, porque van a ejecutar órdenes sin preguntar.

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