«Para los refugiados también hay precios de temporada alta y baja»

María Jesús Fuente Decimavilla
maría jesús fuente VIGO / LA VOZ

INTERNACIONAL

Nina Shayan trabajó estuvo como voluntaria en Lesbos y cuenta que las mafias cobran menos en invierno por las malas condiciones del viaje

17 mar 2016 . Actualizado a las 09:54 h.

Acaba de llegar de Lesbos, donde permaneció un mes como traductora de Médicos del Mundo, organización de la que es voluntaria. Nina Shayan es de Irán, donde estudió Filología Persa-Española. Hace siete años llegó a Vigo para realizar un máster en la Universidad sobre estudios de género. En la actualidad prepara la tesis de Literatura Española al mismo tiempo que imparte clases de persa en la misma Universidad. Un buen día se embarcó en esta misión: «No me gustaba ver solo las noticias y decir: 'pobrecitos, qué pena'».

-¿Fue como se la imaginaba?

-Es difícil y emocionante, pero volvería. Tienes que estar fuerte porque ves mucha injusticia, pero los desplazados te dan energía y te sientes parte de ellos. En mi caso hacía de traductora de la población afgana. Es mucha la gente desplazada de allí porque llevan casi 40 años en guerra y apenas se habla de eso. El regreso fue aún más difícil, era como si les abandonara, aunque aquí también puedes hacer cosas por ellos.

-¿En qué condiciones llega la gente?

-Agotados y traumatizados por la experiencia del mar, no lo conocen y ven la muerte. Mucha gente se muere por el camino y no solo en el mar, también en la montaña. Son travesías muy duras, con nieve. A veces llegan congelados. Conocí a un chico afgano que tenía los dedos congelados y a otro pakistaní, con los dos pies también así. Algunos me han contado que llevaban un mes sin lavarse.

-¿Qué hacían ustedes en la isla?

-Médicos del Mundo de Grecia está siempre allí. Nosotros vamos de apoyo. Yo trabajaba con una médica y una enfermera en el punto de registro de Moria, un campo de paso, donde hacen cola para inscribirse. Se les da una mantita, comida y algo caliente, llegan muy perdidos. Se te parte el alama. Hacíamos atención sanitaria y dábamos material de higiene y ropa; llegan con ella mojada. Muchos pierden las cosas en el mar, porque la mafia mete a tanta gente en el bote que no puede con todos y tienen que tirar la mochila.

-¿Cuánto les cobran las mafias ?

-El camino desde Afganistán a la frontera de Irán les cuesta 1.200 dólares, y atravesar el mar, de Turquía a Grecia, otros 1.200. Ahora en invierno menos, porque para ellos también hay precios de temporada alta y baja. En verano cuesta más porque las condiciones son menos duras.

-¿Les acompaña alguien de las mafias durante el viaje?

-En tierra a veces acompañan a los afganos y les esconden en casas, pero cuando llegan a puntos problemáticos, como la frontera, les dejan solos. En el bote neumático no va la mafia. Enseñan a uno a montarlo, le dicen cómo llevarlo y les abandonan.

-¿Qué cuentan del viaje?

-Que había violaciones en el camino, maltrato y explotación de los niños si no pueden pagar. A un chico afgano que perdió a su familia le tuvieron tres meses encerrado en Irán trabajando a cambio del viaje. Muchos sirios trabajan en Turquía para pagarse el traslado a Europa.

-¿Llegan a arrepentirse?

-No se arrepienten porque no tienen nada atrás. Llegan familias enteras, gente mayor, joven, embarazadas, recién nacidos con desnutrición. Un niño de un año parece de 3 meses y una persona de 50 parece de 70.

-¿Qué sienten al lograr su sueño?

-En Grecia sienten más felicidad. Piensan que ya han llegado a Europa, pero no saben que será muy duro. Y eso que cuando yo estaba aún tenían la frontera abierta.

-¿Y una vez en Lesbos?

-Los reparte la policía de Grecia y, como ya tienen el papel para coger el ferri, unos van a Atenas y otros a Kavala, y desde aquí a la frontera con Macedonia para pasar a Europa del norte, pero ahora ya se ha cerrado.