Los socios de Dilma discuten la posible ruptura con el Gobierno

MARCELA VALENTE BUENOS AIRES / COLPISA

INTERNACIONAL

Roberto Stuckert Filho | EFE

Los moderados del PMDB logran aplazar 30 días la decisión, pero prohíben a sus miembros aceptar nuevos cargos

13 mar 2016 . Actualizado a las 19:36 h.

Si bien los más moderados lograron aplazar hasta dentro de 30 días la decisión sobre una eventual ruptura formal con el Gobierno, la convención nacional del Partido Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), principal aliado de Dilma Rousseff, ardió ayer en Brasilia con la reclamación de abandonar ya el barco que amenaza naufragio. 

Convocada para renovar cargos, el congreso, con cerca de 500 delegados, reeligió al compañero de fórmula de Dilma y socio político, Michel Temer, para encabezar el partido y aceptó que la nueva directiva analice durante un mes las propuestas de salir del Gobierno, que atraviesa una profunda crisis económica con denuncias de corrupción. La decisión es difícil. El PMDB tiene siete ministerios y romper significa renunciar a enormes cuotas de poder, claves en un año de elecciones municipales. La ministra de Agricultura, Katia Abreu, defendió que el partido no es socio del Gobierno solo en la bonanza y tiene responsabilidad en la solución de la crisis. «Solo un capitán cobarde abandona la nave en plena tempestad, y el PMDB no es un capitán cobarde», desafió.

La mayoría, contra Dilma

La mayoría de los dirigentes aprovecharon para cargar contra Rousseff, mientras los delegados coreaban «Fuera Dilma». El encuentro, en vísperas de las manifestaciones a favor de la destitución de Rousseff, que prometen ser masivas, no rompió con el Ejecutivo, pero fue una seria advertencia de lo que puede ocurrir si la crisis no se encarrila. Durante el próximo mes los dirigentes no aceptarán nuevos cargos. 

El grupo más refractario al Gobierno presentó un escrito, la Carta de Brasilia, en el que propone la salida inmediata de la coalición. Otros plantearon una salida mejor planificada. «Tenemos que desembarcar de un Gobierno que no nos respeta ni nos considera», señala la carta, suscrita por la mayoría. Una de las más encendidas en su discurso fue la exdirigente del PT y exalcaldesa de São Paulo Marta Suplicy, que tildó al Gobierno y al PT de «corruptos» mientras el diputado Eduardo Cunha, procesado por corrupción por el Supremo, escuchaba atento. 

El partido se mantendrá, por ahora, dentro de la coalición, aunque la exteriorización de las críticas al Gobierno augura un comportamiento errático en el Congreso que podría derivar en un agravamiento de la crisis. Muchas iniciativas de Rousseff están paralizadas por falta de acuerdos.