Carmen González Enríquez: «La UE debería anular normas estatales que entorpecen la política migratoria»

Juan Carlos Martínez REDACCIÓN / LA VOZ

INTERNACIONAL

«El proceso negociador entre la Comisión y Turquía es esperanzador», afirma la investigadora principal del Real Instituto Elcano

09 mar 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Carmen González Enríquez, investigadora principal del Real Instituto Elcano especializada en migraciones, sigue de cerca los cambios que se están produciendo estos días en la política comunitaria de migración y acogida. En su opinión, el restablecimiento de fronteras interiores que ha venido aparejado con la crisis de los refugiados pone en peligro la continuidad del espacio Schengen. Pero hay esperanzas: de que la Comisión Europea recupere el liderazgo y desarrolle una verdadera política común en este aspecto y de que el acuerdo con Turquía, a pesar de las reticencias, facilite una solución a la oleada de refugiados.

-¿Cómo valora el actual proceso negociador entre la UE y Turquía?

-Resulta esperanzador. Hay riesgo de que el acuerdo con Turquía pinche por algún lado, porque es complejo y convergen ahí muchos intereses distintos. Pero pienso que es lo que la Unión Europea tiene que hacer para solucionar el problema de los refugiados más cerca del origen.

-¿Cree que está realmente en riesgo de desaparición la libre circulación en la UE?

-Pues sí, en vista de los datos de cierres de fronteras, que ya han adoptado ocho países (Noruega, Suecia, Dinamarca, Alemania, Austria, Hungría, Eslovenia y Francia), la continuidad del espacio Schengen está en peligro. Pero, por suerte, creo que la Comisión Europea está reaccionando en contra de esas medidas unilaterales y espero que pronto adopte decisiones contra el restablecimiento de los controles nacionales.

-¿Es esto un episodio más de un cierto retroceso de la capacidad política comunitaria?

-Espero que no. La Comisión tiene que ejercer su papel, y si las normas que han aprobado los Estados entorpecen las políticas europeas de migración y acogida, lo lógico es anular esas normas.

-Estamos viendo graves dificultades para que los países miembros de la Unión acojan a los refugiados que esperan a las puertas de Europa. ¿Es, como aducen algunos, un problema de recursos económicos?

-El problema no es solo económico, aunque también lo sea en los países más afectados por la crisis. Pero es sobre todo un problema de gestión institucional y administrativa. Muchos de los refugiados que llegan a los centros de registro no consiguen que se les identifique y clasifique, y por eso el proceso de acogida se atasca. En el caso español, por ejemplo, no se trata de que haya ninguna negativa a acoger; el problema es que esos centros o hotspots no funcionan y no consiguen identificar correctamente a los aspirantes.

-¿Espera que todos los países de la Unión acaben por aceptar la política migratoria común?

-Soy relativamente optimista en este aspecto. Como dice el refrán, a la fuerza ahorcan. Cuando los Gobiernos nacionales se hagan plenamente conscientes del daño interno que les está produciendo la falta de acuerdo entre los socios de la Unión, van a reaccionar y a superar el intento de adoptar cada uno medidas que se están revelando ineficaces.