Una nueva investigación policial complica la situación judicial de Lula da Silva

Efe

INTERNACIONAL

RICARDO MORAES | Reuters

El expresidente brasileño ya tiene otros casos pendientes vinculados a la corrupción en Petrobras

04 feb 2016 . Actualizado a las 21:34 h.

El expresidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva, investigado por asuntos vinculados a la corrupción en Petrobras, es objeto de otra averiguación por supuestos fraudes con ventajas tributarias para el sector automotriz, según confirmó este jueves la Policía Federal.

Según un documento remitido por el comisario Marlon Cajado a los tribunales, la Policía intenta determinar si Lula participó en forma directa o indirecta en unos supuestos sobornos de empresarios de la industria automotriz a funcionarios de su Gobierno, que habrían influido para la aprobación de medidas en favor de ese sector. Los hechos que se investigan habrían ocurrido en el 2009, durante el segundo mandato de Lula, padrino político y antecesor de la actual mandataria, Dilma Rousseff, quien en la época era ministra de la Presidencia.

Según las autoridades judiciales, un grupo de empresas del sector automotor sobornó a funcionarios del Gobierno que promovieron unas medidas decretadas posteriormente por Lula, mediante las cuales les fue reducida la carga tributaria. Esas empresas también son investigadas por manipular a su favor los procesos del Consejo Administrativo de Recursos Fiscales (CARF), un departamento del fisco encargado de sancionar a los defraudadores de impuestos y que, según sospecha, en realidad facilitó maniobras para evasiones tributarias por parte de esas compañías.

Lula ya ha declarado sobre este caso ante la Policía, pero en calidad de testigo, y aseguró que desconocía el asunto. Su abogado, Cristiano Zanin Martins, afirmó este jueves que «no hay nada que justifique» esta averiguación y mucho menos que Lula haya pasado a ser considerado «investigado» en vez de «testigo».

En el documento en que informó a la justicia sobre la ampliación de la investigación, el comisario Cajado explicó que el hecho de que la «nueva averiguación» abarque a «otros individuos», entre los que también figuran dos exministros, no significa que estos «hayan cometido alguna ilegalidad».

El caso se tramita en un tribunal de Brasilia, ante el que Rousseff fue convocada en calidad de testigo por el abogado Eduardo Gonçalves Valadão, uno de los 16 acusados. La mandataria respondió al tribunal por escrito, con un texto de solamente un párrafo divulgado también este jueves y en el cual dijo que no tiene información sobre el asunto y tampoco «nada a declarar».

En otro documento, remitido al juzgado por el subjefe de Asuntos Jurídicos de la Presidencia, Jorge Rodrigo Araújo Messias, también se dice que en la solicitud presentada por el abogado Valadão «no hay ningún elemento que justifique» una declaración de Rousseff. Esta nueva averiguación se suma a otra iniciada por la Policía en torno a supuestas operaciones para el blanqueo de parte del dinero desviado de la estatal Petrobras, en la cual Lula también figura como «investigado».

En ese caso, se trata de un apartamento situado en un edificio propiedad de la constructora OAS en la ciudad de Guarujá, sobre el cual se sospecha que en realidad pertenece al exmandatario, pese a que este lo ha negado una y otra vez. El apartamento está registrado en nombre de la constructora OAS, implicada en la corrupción petrolera, pero la policía sospecha que esa compañía, como parte de las coimas que pagaba a políticos que amparaban los desvíos de Petrobras, también distribuía pisos en ese edificio.

Al margen de esos dos casos que salpican directamente a Lula, la Fiscalía informó de que ha reabierto una investigación para determinar si hubo irregularidades en la compra de 36 cazas de combate de la empresa sueca Saab por parte de la Fuerza Aérea.

Esa operación se concretó en el 2014, ya con Rousseff en el poder, pero las sospechas sobre esa operación salpican a los empresarios Mauro Marcondes y Cristina Mautoni, investigados como supuestos intermediarios en la trama para favorecer a la industria automotriz. La prensa local ha informado de que cuando Lula fue citado a declarar sobre ese supuesto fraude tributario por el que este jueves se ha confirmado que también se le investiga, la policía preguntó sobre las supuestas irregularidades en la compra de los cazas.

Según esas versiones, Lula consideró «absurdo» barajar que hubo algo ilícito en la compra de los aviones o que él tuviera influencia en la operación, que se concretó tres años después de que él dejó el poder en manos de Rousseff.