El narcotráfico, motor financiero del crimen organizado en América Latina

Julio Á. Fariñas REDACCIÓN / LA VOZ

INTERNACIONAL

CLAUDIA RUBIO | afp

El estancamiento en la demanda de cocaína está provocando la diversificación de la cartera de negocios ilícitos

26 ene 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Cuarenta años de guerra contra el cultivo, elaboración y distribución de las distintas drogas ilícitas en América Latina, lejos de acabar, o al menos controlar, su expansión han contribuido de modo eficaz a la consolidación y profesionalización de unas multinacionales del crimen que no solo han surtido eficazmente los mercados tradicionales, sino que han logrado abrir otros nuevos.

El estancamiento que se ha venido produciendo en los últimos años en la demanda de la cocaína, el producto estrella, en Estados Unidos -el primer mercado mundial-, según los expertos, está provocando una diversificación de los negocios ilícitos de las principales organizaciones criminales.

Los carteles mexicanos que desde hace años son los verdaderos amos del negocio, cada día están prestando más atención a la elaboración y distribución de metanfetamina y otras drogas sintéticas que registran una creciente demanda por sus bajos precios. Además se pueden producir sin demasiados problemas en sencillos laboratorios clandestinos a partir de productos que se adquieren legalmente en el mercado a costes muy inferiores a los de las materias primas de las drogas tradicionales.

A pesar del estancamiento de la demanda, la cocaína de la región andina se mantiene como la principal fuente ingresos del sector y su control hace que siga siendo el combustible financiero de la criminalidad organizada en la región.

La dinámica de la oferta de cocaína viene registrando importantes transformaciones que implican un nuevo escenario criminal.

Los cultivos de coca se redujeron de manera importante desde principios de la década pasada, bajando de aproximadamente 221 000 hectáreas cultivadas en el 2000 a 149 100 en el 2010.

Actualmente se estima que el potencial de producción de clorhidrato puro de cocaína en esta zona se ha reducido a aproximadamente 825 toneladas métricas en el 2008, mientras que a principios de la década anterior era de más de 1.200 toneladas.

Efecto globo

La política antidroga en la región, impulsada por Estados Unidos desde el 2002, ha traído consigo el denominado efecto globo. Esto es, en primer lugar, un aumento de los cultivos de hoja de coca en Perú y Bolivia, lo que ha generado que actualmente estos países concentren más del 60 % de la extensión total de sembradíos de hoja de coca a nivel regional.

Colombia ha sido durante los últimos cuarenta años el principal productor de cocaína debido a sus laboratorios especializados y su alta capacidad técnica y logística para este procesamiento. Pese a esto, de igual forma, desde la década pasada se evidencia también un desplazamiento del procesamiento de cocaína a países como Bolivia y Perú.

El efecto globo también provocó el desplazamiento de las rutas y/o puertos de partida de esta droga en la región. Pese a que el país con mayor actividad sigue siendo Colombia, llaman la atención en los últimos años los niveles crecientes de incautaciones de drogas en otros países sudamericanos como Argentina, Brasil, Chile y Uruguay.

Bolivia, un país con un alto potencial delictivo

La Bolivia de Evo Morales no ha sido tomada hasta la fecha por el crimen organizado transnacional pero, según los expertos, es un país vulnerable en el que las oportunidades y el potencial de ganancias del narcotráfico son muy altos.

No es solo un país de tránsito de drogas sino también una nación productora de coca y cocaína. Aunque el presidente Morales ha logrado reducir los cultivos en los últimos tres años, cada vez va a ser más difícil contenerlos.

La corrupción es generalizada en muchas de las instituciones de Bolivia, entre ellas la policía que carece de una de las herramientas más importantes utilizadas por los cuerpos de seguridad internacionales: la capacidad de interceptar las comunicaciones. Esto es ilegal en ese país y no está previsto aprobar una legislación que lo permita.

Casos de corrupción

En el 2011, Estados Unidos diseñó la detención del ex zar antidrogas de Bolivia, el general de la policía René Sanabria, en Panamá. Sanabria fue posteriormente condenado a quince años de prisión por un tribunal de Miami tras declararse culpable de tráfico de cocaína.

La corrupción relacionada con las drogas no terminó con Sanabria. Jessica Echeverría, diputada de la Asamblea Legislativa, quien perteneció a la oposición y que actualmente está con el partido gobernante, el Movimiento Al Socialismo (MAS), declaró al portal especializado InSight Crime que «la policía está trabajando con narcotraficantes colombianos aquí en Santa Cruz».

Abogados criminalistas bolivianos que hablaron con la aludida publicación bajo condición de anonimato, insistieron en que el sistema judicial también estaba abierto al soborno. «Los costos están entre 20.000 y 50.000 dólares para poder quedar libre de todo y se dividen entre los fiscales y el juez», dijo uno de los abogados.

Colombia recupera la hegemonía en la producción de cocaína

Informes recientes de la Casa Blanca apuntan a que el cultivo de coca en Colombia aumentó un 39 % en 2014, una tendencia que, según varias fuentes ha continuado el año pasado, o quizá se haya acelerado.

En cuanto a hectáreas plantadas de coca, según el aludido informe, pasó de 85.000 en el 2013, a 112.000 en el 2014. En términos de producción de drogas, esto significa un incremento de 185 toneladas a 245, cifra que los expertos creen que está por debajo de la verdadera cantidad de cocaína producida anualmente en Colombia.

Entre las causas de esta recuperación se citan el precio del oro que alcanzó niveles récord en los años 2010 y 2011 y provocó el desplazamiento de muchos trabajadores informales que se dedicaban a cosechar coca, los raspachines, al sector de la minería informal. Esto fue particularmente relevante en departamentos como Antioquia, que tiene grandes yacimientos de oro. Pero los precios del oro han bajado en más de 700 dólares la onza y la mano de obra ha vuelto a la coca.

Pero, según los expertos, la mayor razón para el aumento de los cultivos de coca es el creciente control que ejercen la guerrilla de las FARC sobre la producción. Este grupo guerrillero que controla el 70 % de los cultivos en Colombia estaría incentivando el incremento de producción, haciendo ver a los cultivadores los potenciales beneficios posconflicto.