Un miliciano de Estado Islámico ejecuta a su madre ante cientos de personas 

Laura Fernández Palomo AMÁN / E .LA VOZ

INTERNACIONAL

Europa Pres | Twitter

La mujer fue ejecutada por «incitar a su hijo a abandonar el Estado Islámico y escapar juntos de Raqqa», bastión del grupo terrorista en Siria 

09 ene 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

El Estado Islámico (EI) ha practicado otro fusilamiento público pero esta vez el verdugo ha sido el hijo de la acusada. Alí Saqr, de 20 años, integrante del grupo terrorista, empuñó el rifle de asaltó que resquebrajó un tiro en la cabeza a su madre, Lena al Qasem, frente a un centenar de personas. El asesinato tuvo lugar la semana pasada frente a la oficina de correos en la que trabajaba la mujer en la ciudad siria de Raqa, capital del califato, donde los yihadistas radicales someten a la población a sus delirantes leyes y condenas.

Alí no tuvo reparos en delatar a su propia madre de 45 años, después de que le intentara persuadir de abandonar el EI y escapar juntos de Raqa, según ha informado el Observatorio Sirio de Derechos Humanos, (OSDH), con base en Londres e informantes sobre el terreno. Al parecer, Lena se trasladó desde Tabaqa, a 50 kilómetros, para implorar a su hijo que volviera a casa, ante el temor de que muriera en los bombardeos de la coalición internacional. El combatiente había pertenecido al Ejército Sirio Libre y el Frente Al Nusra, rama siria de Al Qaida, antes de unirse al Estado Islámico.

El grupo de activistas «Raqa está siendo masacrado en silencio» asegura que la mujer fue acusada de apostasía, un delito que utilizan los yihadistas como justificación para asesinar a cualquiera que ser rebele contra ellos.

Los activistas notificaron el crimen de la mujer el pasado día 6 en su cuenta de Twitter, @Raqqa_SL, donde ayer difundieron diversas imágenes del hijo verdugo, una de ellas portando un arma, y donde a diario cuenta la vida en Raqa bajo el yugo del califato.

La fusilamiento se llevó a cabo ante cientos de personas, como habitualmente difunde al EI en vídeos y fotografías como una medida de intimidación. Los militantes han abusado de la exhibición cadáveres, abandonándolos en las calles, atándolos a las vallas o empalando cabezas de los decapitados en los parques para amedrentar a los residentes.

La homosexualidad, practicar magia o los cargos de apostasía son los motivos más comunes por los que el Estado Islámico dice aplicar estas macabras penas. Los jóvenes homosexuales han sido arrojados desde las azoteas de los edificios y luego apedreados hasta la muerte, como publicaron en febrero y mayo del año pasado.

Activista muerta

Esta semana trascendió también la ejecución de la periodista Ruqia Hasán, acusada de colaborar con grupos rebeldes rivales del EI. La joven de 30 años, que escribía con el sobrenombre de Nissan Ibrahim, murió en septiembre por narrar y criticar la vida dentro de Raqa. Ruqia, estudiante de Filosofía, se unió a los oposición contra al Bachar al Asad y tuvo contacto con el Ejército Libre Sirio. Cuando los combatientes de negro entraron en Raqa se negó a abandonar su ciudad.

El número de sentenciados se ha incrementado desde que se intensificaran los bombardeos de la coalición, lo que ha llevado a más civiles a difundir información sobre la situación dentro de la ciudad y a quejarse sobre las condiciones de vida. Según el OSDH, el Estado Islámico ha ajusticiado a 2.000 civiles desde que declarara al califato hace 18 meses.