Angela Merkel reclamó ayer una vez más que no se emitan juicios precipitados ni se tomen decisiones antes de esclarecer los hechos. «Cualquier otra cosa daña el Estado de Derecho y a la gran mayoría de refugiados sin antecedentes penales que buscan protección entre nosotros», afirmó el viceportavoz del Gobierno alemán. Sin embargo, la canciller tiene motivos para estar preocupada, sobre todo teniendo en cuenta el ascenso de partidos de ultraderecha como AfD y de movimientos islamófobos como Pegida, que buscan la mínima oportunidad para criminalizar a los demandantes de asilo.
«Nuestra primera reacción fue: ahora los alemanes nos van a odiar», afirma Asim Vllaznim, recordando el momento en el que su familia se enteró por televisión de las agresiones. «Lo que hicieron en la estación central es una vergüenza», se indigna.