La reconquista de Ramadi convierte a Mosul en el siguiente objetivo de Irak

laura fernández palomo AMÁN / CORRESPONSAL

INTERNACIONAL

El Estado Islámico retrocede en territorio iraquí, pero resiste con fuerza en Siria

29 dic 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Sinyar, Ramadi y, después, Mosul, donde el autoproclamado Estado Islámico (EI) declaró un califato en Irak y Siria en el verano de 2014. Era la secuencia prevista para expulsar al grupo terrorista de Irak, así que la liberación de la primera en noviembre y la de Ramadi el domingo inyectan algo de ánimo a la lucha contra los yihadistas. Se esperaba más con una coalición internacional apoyando desde el aire, que solo ha hecho perder al EI un 14% de su territorio en un año entero. Su retroceso está siendo mayor en Irak que en Siria, donde el conflicto interno entre el Gobierno de Bachar al Asad y los grupos rebeldes ha creado un entramado de fuerzas e intereses que distraen la lucha contra el EI.

Las reconquistas en Irak se están llevando a cabo desde varios frentes, bien las lideradas por las fuerzas kurdas peshmerga como en Sinyar; bien las gestionadas por el Ejército iraquí, con apoyo de tribus locales, cuando se trata de zonas árabes, como Ramadi. Una ciudad que está a menos de dos horas en coche de Bagdad y cuyo control situaba al grupo a tiro de la capital iraquí. Además de estas conquistas, en marzo, las fuerzas gubernamentales recuperaron Tikrit, ciudad natal del ex dirigente Sadam Husein.

En Siria, el camino es hacia Raqa, la capital del califato, donde la alianza internacional intensificó los bombardeos desde los atentados de París. Rusia entró en el combate aéreo desde el atentado a un avión de pasajeros que se estrelló en Egipto en octubre. Aunque su intervención ha sido cuestionada al caer más proyectiles sobre los rebeldes que sobre los yihadistas, ayer anunció una ofensiva para recuperar la ciudad y aseguró haber retomado el control de 20 localidades aledañas de manos del grupo terrorista.

Kobani, la ciudad kurda fronteriza con Turquía, ya fue recuperada a principios de año como un símbolo de la lucha contra el EI; del mismo modo que otra localidad fronteriza, principal acceso a Raqa, Tal Abyad, bajo control kurdo de junio. Queda por liberar la antigua ciudad de Palmira, la conquista yihadista más significativa de este año, cuyo patrimonio histórico ha destruido sin piedad para mostrar su intención de borrar toda huella de humanidad.

Pacificar el conflicto sirio

Ayer se consumó el acuerdo de evacuación auspiciado por la ONU, con el que se espera allanar el camino hacia las negociaciones entre Gobierno y fuerzas rebeldes que deberían reunirse en enero. Para pacificar las áreas, han dejado salir a los heridos de tres ciudades asediadas, Al Zabadani, Fua y Kefraya. Desde Al Zabadani, cercada por el régimen, han evacuado a combatientes hacia Líbano para ser reubicados en zonas rebeldes. Unas 355 personas, entre ellas civiles, de Fua y Kefraya, dos pueblos de mayoría chií, viajan a Turquía para luego asentarse en Damasco. La deriva del conflicto sirio que se ha cobrado más de 250.000 víctimas en cuatro años sumó ayer más muerte cuando 32 personas perecieron en un doble atentado en un barrio de mayoría alauí, la secta del presidente sirio, en Homs.

STR | AFP

Otro importante activista sirio opuesto al EI, asesinado en Turquía

Representaba la lucha pacífica. La oposición contundente a todo tipo dictadura y fundamentalismo. El periodista sirio, Naji Jerf, director del documental ISIS en Alepo, fue asesinado el domingo de dos disparos en la cabeza en una céntrica avenida de Gaziantep, en Turquía. Varios enmascarados, posiblemente sicarios del EI, terminaron con su vida en una cafetería que frecuentaba. No es la primera vez que este tipo de figuras son blanco de la violencia en el país, por lo que aumentan las voces que reprochan a las autoridades turcas no hacer lo suficiente, pese a las amenazas diarias que reciben de los yihadistas.

«Siria es para todos los sirios, no para una secta ni para un color», rememoraba su compañero Rami Jarrah, quien recientemente conversaba con La Voz desde Alepo, las palabras que a menudo repetía Jerf de 38 años y director de la publicación en árabe, Hentah. Con este recuerdo llamaba la atención sobre el silencio que su trabajo recibía por ser al mismo tiempo rival del régimen de Bachar Al Asad y del EI. Hasta que en noviembre, la cadena internacional Al Arabiya emitió el reconocido documental con el que Jerf denuncia los espantos de la vida en Alepo bajo las huestes yihadistas.

El pasado mes de octubre, Ibrahim Abdul Qader de 20 años y su amigo Faris al Hamadi, otros dos activistas sirios miembros del grupo «Raqqa está siendo masacrada en silencio» fueron también asesinados y decapitados en un piso de la localidad turca de Sanliurfa, próxima a la provincia de Gaziantep. El grupo terrorista reivindicó la autoría de su muerte. En esta ocasión, los simpatizantes radicales han celebrado en las redes sociales el asesinato de Jerf, padre de dos hijas.

El Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ, por sus sigla en inglés) ha pedido al Gobierno turco extremar las medidas de amparo de los profesionales sirios. Turquía ha sido recurrentemente acusada de llevar a cabo una política ambigua hacia los partidarios del Estado Islámico que operan con aparente facilidad en territorio turco contra objetivos muy concretos.