El vicepresidente ahonda la crisis política y la soledad de Rousseff

Redacción / la voz

INTERNACIONAL

EVARISTO SA | AFP

Temer, un abogado constitucionalista de 75 años que sería el sucesor, reprocha a la mandataria su falta de confianza en él

09 dic 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Dilma Rousseff quedó ayer al borde de un juicio político para ser destituida, después de que su vicepresidente y líder del mayor partido de la coalición de Gobierno dio señales de sumarse a quienes apoyan su impeachment. Michel Temer, líder del centrista PMDB y clave para que Rousseff evite ser destituida, envió una carta personal a la presidenta -que terminó en los medios- en la que le dice que ha sido tratado como «un vicepresidente decorativo» y que «nunca» confió en él ni en su partido.

Temer rompió el silencio que guardaba desde que hace cinco días y su carta tuvo el impacto de una bomba. Ahora, el Gobierno y el Partido de los Trabajadores (PT) de Rousseff deberán hacer de nuevo las cuentas cuando creían tener votos suficientes en el Congreso para rechazar el juicio político a la presidenta.

Horas antes, la líder izquierdista había insistido que no tenía razones para «desconfiar de él ni un milímetro», pero entre los asesores del palacio de Planalto ya cobraba fuerza la idea de que el jefe del PMDB, partido que ocupa siete ministerios en el Gobierno, estaba sopesando la posibilidad de coronar su carrera con la jefatura del Estado.

Temer, un abogado constitucionalista de 75 años que sería el sucesor de Rousseff si esta es apartada del cargo, lanzó también otro argumento que descoloca a la mandataria: sostuvo que la admisión del impeachment promovido por tres abogados tiene sustento legal. El juicio político «sí tiene sustento jurídico», dijo Temer al diario O Globo, y añadió que defiende el derecho del presidente de la Cámara de Diputados, Eduardo Cunha, también del PMDB, de haber dado vía libre al inicio del proceso. La presidenta asegura que el juicio político que le acusa de mal manejo de las cuentas públicas es improcedente y dice ser víctima de «un golpe» a 11 meses de haber iniciado su segundo mandato.

Rousseff, que cuenta con una popularidad de apenas 10 %, había dicho reiteradamente que confiaba en que Temer la apoyaría. El vicepresidente, en cambio, se quejó del «menosprecio» hacia su persona y hacia el partido PMDB que le ha ayudado a gobernar. «Sé que usted hoy no tiene confianza en mí ni en el PMDB y no la tendrá mañana», afirmó.

El fiel de la balanza

Cauto y poco afecto a asumir grandes batallas en público, Michel Miguel Elías Temer Lulia creció como el menor de ocho hermanos en una familia de inmigrantes libaneses católicos que llegaron a Brasil en 1925. Se formó en derecho en São Paulo, donde inició la carrera que lo llevó a ser tres veces presidente de la Cámara de Diputados durante sus seis mandatos como legislador del PMDB. El PMDB es el mayor partido de Brasil. Una fuerza heterogénea de gran poder territorial que tiene los dos primeros lugares de la sucesión presidencial y la jefatura de ambas cámaras. Temer es visto como el hombre que podría galvanizar sus varias fuerzas y definir el impeachment. «El fiel de la balanza»: así lo llaman.