Hollande y Sarkozy perfilan su estrategia contra el avance de la ultraderecha

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ETIENNE LAURENT | EFE

Los republicanos apuestan por no retirarse de ninguna región para la segunda vuelta, los socialistas optan por dar marcha atrás en donde no tengan posibilidades

07 dic 2015 . Actualizado a las 20:26 h.

Los socialistas y los conservadores franceses prepararon las diferentes estrategias con las que esperan superar en las elecciones del próximo domingo el auge del ultraderechista Frente Nacional (FN), al tiempo que trataron de eliminar las crecientes disensiones en sus filas.

En sendas reuniones de sus burós políticos, las dos agrupaciones marcaron el camino para frenar en las urnas en la segunda vuelta a la líder ultraderechista Marine Le Pen con diferentes estrategias.

Mientras los Republicanos del expresidente Nicolas Sarkozy apuestan por no retirarse de ninguna región ni fusionarse con la izquierda, los socialistas optan por dar marcha atrás allá donde no tengan posibilidades de ganar.

En la primera ronda, el FN se situó al frente en seis de las trece regiones, la alianza de centro-derecha encabezada por el expresidente Nicolas Sarkozy se colocó por delante en cuatro y el Partido Socialista de François Hollande (PS) y sus aliados obtuvieron victoria en tres.

«La realidad es que el FN registra cada vez más la confianza de los franceses, elección tras elección. No hay ninguna sorpresa en el resultado de ayer. Esa confianza va a seguir creciendo. Aviso para que a la próxima no sorprenda. Preparaos psicológicamente», declaró este lunes Marine Le Pen.

Los socialistas, tras la que de momento supone su quinta derrota electoral tras la llegada al poder en 2012, mantuvieron la consigna lanzada anoche de retirarse en aquellas regiones donde el total de votos de la izquierda no permita su triunfo.

Pero en plena resaca electoral, chocaron con el rechazo de su candidato en Alsacia Lorena Champagne Ardenas, Jean-Pierre Masseret, quien dijo que no iba a dejar colgados «a 5,5 millones de habitantes entre una derecha que ha derivado al extremo o una extrema derecha nacionalista».

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«La mejor manera de oponernos al FN es ocupando la Asamblea regional. Aunque no seamos mayoritarios, tenemos el deber de continuar el trabajo en la oposición», añadió Masseret, que vio como «una falta de respeto» que se le pida abandonar la lucha.

Los candidatos tienen hasta mañana por la tarde para presentar las listas para la segunda vuelta, y el PS ya ha advertido a Masseret de que si no se retira, no podrá comparecer con la etiqueta socialista, por una «cuestión de principios».

El recurso al calificado por los socialistas como «dique republicano» para impedir el paso a la ultraderecha no fue respaldado en cambio por el partido de Sarkozy, el más votado en Normandía, País del Loira, Île-de-France y Rhône-Alpes Auvergne.

«La única actitud republicana que hay que adoptar en todas las regiones es respetar a los franceses proponiéndoles una alternativa clara», afirmó anoche el expresidente, quien dejó claro que su agrupación no iba a pactar con los socialistas.

Esa directriz fue respetada hoy por sus cabezas de partido, con una unanimidad solo cuestionada por la antigua portavoz de Sarkozy Nathalie Kosciusko-Morizet y el ex primer ministro Jean-Pierre Raffarin, quienes defendieron que cuando uno es tercero, debe retirarse.

El también ex primer ministro Alain Juppé, candidato a las primarias de la derecha para las presidenciales de 2017, subrayó hoy que «nunca» se ha planteado «fusionar listas ni retirarse», y agregó que su partido debe centrarse esta semana en movilizar a los electores, especialmente a quienes se abstuvieron.

El necesario debate interno sobre la línea política ante el auge ultraderechista deberá llegar más tarde, señaló, consciente de su fracaso al intentar explicar a los franceses que el FN no aporta soluciones creíbles a sus expectativas sobre la seguridad o el paro.

Esa misma necesidad de análisis fue compartida hoy por ciudadanos como Henri Violé, jubilado de 60 años, quien confesó a Efe que le entristece el ascenso del FN y que hay que conocer los motivos para hacer frente a lo que está ocurriendo.

Reflejo de cómo el partido de Le Pen se consolida como una opción política de peso es también la comprensión que recibe de gente como Ingrid Gaar, de 78, francesa de origen austríaco, para quien es «normal y de esperar» este ascenso, una «protesta de una mayoría de franceses insatisfechos».

«No digo que votar al FN sea la mejor forma de cambiar, pero era necesario para que se sepa que los franceses están absolutamente en desacuerdo con su Gobierno y con los partidos políticos de Francia», sentenció.