Atentado de París: Saña y odio contra el laicismo de la República y su firmeza en Siria e Irak

Rosa Paíno
Rosa Paíno REDACCIÓN / LA VOZ

INTERNACIONAL

ANTHONY DORFMANN | AFP

Los yihadistas perforaron las nuevas medidas antiterroristas y las alertas

15 nov 2015 . Actualizado a las 09:47 h.

El 2015 es ya para Francia un año marcado por el reguero de sangre derramado por los yihadistas. La inteligencia gala esperaba un atentado, pero después de desbaratar varios intentos, decenas de detenciones, nuevas medidas antiterroristas y la alerta máxima decretada desde enero no pudieron evitar una acción terrorista brutal de un comando entrenado, organizada en las filas del Estado Islámico. ¿Qué es lo que ha fallado entonces? ¿Por qué esa saña contra Francia?

¿Por qué los yihadistas atentan contra Francia?

Francia es el país occidental más amenazado por los yihadistas. Los acólitos del califa Abu Bakr al Bagdadi justifican los atentados del viernes por la intervención militar francesa en Siria. Los franceses ha sido los primeros en unirse a la lucha contra los radicales de Mali y contra Boko Haram. Un año después de entrar en guerra contra el Estado Islámico en Irak, se unió a los bombardeos en Siria. Hace diez días que envió al Pérsico a su portaviones Charles de Gaulle para duplicar su potencia militar. Unos 1.777 franceses se han unido a las redes islamistas en los últimos años: 571 están hoy en Irak y Siria, 245 regresaron y 141 murieron. Los retornados, instruidos militarmente por antiguos oficiales de Sadam Huseín, son el principal peligro. Pero los analistas apuntan a que no hay una sola causa para que Francia sea el objetivo preferido. De hecho ya fue objeto de ataques antes de su intervención contra el EI, como el caso del joven Mohamed Merah en Toulouse en el 2012. Los radicales se han criado en barrios marginales y les enerva la defensa de la laicidad y la libertad de expresión, pilares de la sociedad gala. Ese odio alimenta las filas yihadistas. Los franceses respondieron ayer entonando la Marsellesa y reafirmando como irrenunciables los valores de la República: Liberté, égalité, fraternité.

¿Había una amenaza clara de atentado?

Desde los ataques de enero contra la revista Charlie Hebdo y un supermercado judío, que dejó 17 muertos, el área metropolitana de París está en su nivel de alerta máxima y se movilizaron 10.000 militares. El despliegue de patrullas y soldados en estaciones y otros lugares públicos ha sido visible desde entonces. Mientras, el Estado Islámico multiplicaba sus amenazas de matar de cualquier manera a «los malvados y sucios franceses». Los ataques, fallidos o no, se han sucedido durante todo el año: en junio Yasín Salhi dejó en Lyon el cuerpo decapitado de su jefe rodeado de las banderas negras del califato; en agosto, los pasajeros de un tren Ámsterdam-París evitaron una masacre a manos de Ayub el Kahzani. Lo que deja el 14-O es el cambio de modus operandi, con la utilización por primera vez de suicidas.

¿Fueron suficientes las medidas seguridad?

Lo ocurrido ayer demuestra que no. No ha servido ni la controvertida ley antiterrorista aprobada en junio, que ampliaba las competencias de los servicios secretos para controlar llamadas telefónicas e Internet, ni el control de sospechosos -uno de los terroristas abatidos en la sala Bataclan estaba fichado por su radicalismo-. Tampoco ha evitado el ataque la suspensión del espacio Schengen con motivo de la Cumbre del Clima en París. A favor de la policía están las dificultades de combatir a una organización sin estructura ni cadena de mando.

¿Qué hay que reforzar?

La derecha y ultraderecha exigen a Hollande que dé un giro radical. La principal reivindicación es el cierre de fronteras y revisar los derechos para adquirir la nacionalidad. Marine Le Pen defendió ayer que es indispensable que Francia recupere la soberanía sobre sus fronteras. Nicolás Sarkozy habló de cambios en la seguridad, pero no quiso avanzar medidas concretas. Pero el ala de la derecha de su partido cuestiona Schengen y la expulsión de extranjeros que muestren connivencia con el radicalismo.

¿Va a dejar de atacar al califato en Siria e Irak?

Todo lo contrario. Valls adelantó ayer una respuesta militar dura para destruir al EI. El Elíseo justifica la intervención en Irak como un apoyo al Gobierno de Bagdad en la lucha contra el Estado Islámico. En el caso de Siria, se remite a la autodefensa: alega que el califato pone en peligro su seguridad nacional.

¿Qué va a pasar en Siria?

De la tercera cumbre en Viena para poner fin a la guerra en Siria salió ayer un calendario para la transición política: una tregua y la formación de un Gobierno de transición en seis meses y la celebración de elecciones en 18. Pero sigue sin haber acuerdo sobre qué hacer con Bachar al Asad. Sí hubo consenso sobre la necesidad de «coordinar la lucha internacional contra el terrorismo», según aseguró el ministro de Exteriores francés, Laurent Fabius.