El alcalde de Roma decide retirar su dimisión y planta batalla a Matteo Renzi

maría signo ROMA / CORRESPONSAL

INTERNACIONAL

ENRIQUE DE LA OSA | REUTERS

El futuro del Marino al frente del ayuntamiento depende ahora de que su partido apoye o no la moción de confianza

30 oct 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

El alcalde de Roma, Ignazio Marino, vuelve a la carga y ayer decidió retirar la dimisión presentada el pasado 12 de octubre, justo tres días antes de que venciera del plazo legal para confirmarla. «Estoy preparado para enfrentarme a mi grupo», anunció en lo que se considera un desafío al jefe del Gobierno, Matteo Renzi, que había presionado para que dimitiera.

El futuro del Marino al frente del ayuntamiento depende ahora de que su partido apoye o no esta moción de confianza. El secretario del Partido Democrático, Matteo Orfini, que pocas horas antes se había reunido con sus concejales, ya anunció que 19 de ellos no lo apoyarán y dimitirán. Para que Marino se vea obligado a dejar la alcaldía, necesita además la dimisión de otros 25 concejales.

En los dos años y medio que Marino estuvo al frente de la alcaldía, los problemas han sido muchos. Este cirujano heredó de Gianni Alemanno una alcaldía plagada de escándalos. Sus intentos de cambio y renovación chocaron con la fuerte oposición interna de funcionarios y políticos favorecidos por anteriores administraciones. La caja de los truenos se destapó en diciembre del 2014 con la investigación judicial conocida como Mafia Capital, en la que se descubrió una trama de tipo mafioso que controlaba todas las concesiones y contratas entre el ayuntamiento y las empresas privadas y en la que Marino aparecía como elemento «molesto» para la organización.

Ante la inminente celebración del Jubileo de 2016 y la difícil situación del ayuntamiento, Renzi decidió entregar la organización al gobernador de la ciudad, poniendo así al alcalde bajo su control y limitando su poder en lo que se consideró una falta de confianza. Las relaciones entre Renzi y Marino terminaron por deteriorarse con la publicación de los gastos de representación de este, una serie de facturas de cenas privadas que el alcalde hizo pasar como oficiales.