La Justicia portuguesa deja en libertad condicional a Sócrates

begoña íñiguez LISBOA / E. LA VOZ

INTERNACIONAL

JOAO RELVAS | Efe

Incertidumbre en Portugal ante el avance de las negociaciones para formar nuevo Gobierno entre los socialistas y su izquierda

17 oct 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Ocurrió a media tarde, cuando nadie lo esperaba. El ex primer ministro socialista, José Sócrates, que se encontraba en prisión domiciliaria desde el pasado septiembre imputado por corrupción, tráfico de influencias y lavado de capitales, quedó ayer en libertad condicional tras considerar la Fiscalía que ya no existe riesgo de que perjudique las investigaciones que se abrieron en su contra. Sócrates, sin embargo, no podrá abandonar el país sin autorización previa, según las medidas de restricción impuestas a cambio de su liberación. Tanto él como el empresario Carlos Santos Silva, considerado su testaferro y que también quedó en libertad provisional, tienen prohibidos los contactos con otros sospechosos de la misma causa, denominada «Operación Marqués».

La noticia de la liberación se produce en un contexto enrarecido por la incertidumbre que reina sobre la formación del Gobierno. Trece días después de celebrarse las elecciones, crece la tensión entre los conservadores y socialistas ante el cada vez más probable Gobierno de izquierda dirigido por el socialista Antonio Costa. A pesar de que este último perdió los comicios, la izquierda lusa tiene mayoría en el Parlamento y una alianza entre los socialistas y los partidos situados a su izquierda, el Bloco de Esquerda de Catarina Martíns, y los comunistas de Jerónimo de Sousa, les permitiría gobernar. Las negociaciones entre los tres partidos de izquierda avanzan a velocidad de crucero, mientras que el diálogo entre conservadores y socialistas se ha interrumpido tras dos reuniones fallidas sin ningún avance.

Golpe de Estado

Destacados dirigentes del centro derecha, como Manuela Ferreira Leite, la expresidenta del partido de Passos, se han puesto ya en lo peor y empiezan a cargar contra un posible ejecutivo de izquierda, en el que «ven un golpe de Estado». Sus palabras han tenido mucho impacto por tratarse de una de las voces más libres en el seno del PSD que no duda, cuando así lo considera, en criticar a su sucesor al frente del partido. Para Ferreira, ministra de Finanzas entre 2002 y 2004 con Durão Barroso, «Portugal está en estado de shock por las negociaciones del PS con la izquierda». Según argumentó, «si el PS hubiera dicho en la campaña que quería gobernar con los otros partidos de izquierda, sería legítimo. Pero Antonio Costa en ningún momento lo avanzó».

Su opinión ha sido respaldada por el viceprimer ministro, Paulo Portas, quien acusó ayer a Costa de «no actuar de buena fe en las negociaciones con la derecha». Pero el malestar no se ciñe solo a las filas de la derecha. Los barones socialistas, Antonio Vitorino, antiguo comisario europeo, y Francisco Assís se han mostrado contra la alianza con la izquierda. Assis ha declarado, de hecho, que «si Costa continua en su afán de dirigir un ejecutivo de izquierda presentaré mi candidatura a la Secretaria General del PS».

El martes y el miércoles próximos el Presidente Cavaco recibirá a todos los partidos con representación parlamentaria. Después decidirá si encarga la formación del Ejecutivo a la coalición conservadora de Pedro Passos Coelho o a la que lideraría Antonio Costa con el Bloco y el PCP. Otra opción sería continuar con un Gobierno de gestión hasta después de las presidenciales de 2016.

Bruselas apremia

La interinidad lusa no preocupa en absoluto a la Comisión Europea, que solicitó ayer a Passos que envíe sin demora el presupuesto para 2016 ya que el plazo oficial terminó el día 15. Bruselas contradijo las palabras de Passos, quien declaró el jueves que el borrador se enviaría cuando tome posesión el nuevo Ejecutivo. Las autoridades europeas han respondido que Lisboa tendrá que remitirle un borrador provisional y que el próximo Gobierno ya lo adaptará. Eso sí, Portugal tendrá que cumplir el Tratado de Sostenibilidad, gobierne quien gobierne.