La mayoría dan por buena la mayoría de Passos, aunque algunos afirman que el país votó con miedo
08 oct 2015 . Actualizado a las 11:23 h.La derecha portuguesa deshoja la margarita para ver cómo gobierna el país desde su delicada minoría parlamentaria. Pedro Passos Coelho y Paulo Portas, los líderes del PSD y el CDS, respectivamente, sellaron ayer un pacto poselectoral que tiene más de pose que de acuerdo (ya estaba todo pactado). El primero contactó además con António Costa, líder del Partido Socialista, para buscar un acercamiento que garantice al menos la abstención del centro-izquierda a las medidas de gobierno -principalmente, para sacar adelante los presupuestos del próximo año-, y dar así la estabilidad que pidió la noche del martes el presidente, Aníbal Cavaco Silva.
Una estabilidad que muchos gallegos afincados en Lisboa consideran imprescindible para el país y que quedaría bien orientada tras el triunfo del centro-derecha. Cocinera en un restaurante lisboeta, María Rodríguez, de origen ourensano, entiende que «a vitoria de Passos Coelho é o mellor que lle puido pasar ao país nestas eleccións», porque después del esfuerzo que realizó Portugal durante los tres años que duró la intervención de la troika «non tería sentido ir cara atrás nisto cun novo cambio de Goberno que alterase as cousas».
María se esperaba estos resultados, pues estaba convencida de que ganaría la derecha. Más escéptica era su compañera Alicia, que sale de la misma cocina para atender a La Voz. Su respuesta está definida sobre todo por la ambigüedad ante una situación que sume también en la incertidumbre a numerosos portugueses: «Xa veremos se é boa ou mala noticia o resultado do domingo. Iso se vai ver co tempo, como pasa sempre cos gobernantes». Alicia -que prefiere no dar su verdadero nombre- considera que desde el punto de vista del consumo en el restaurante en el que trabaja no afectaron excesivamente los tiempos de la troika: «Eu non notei grande cousa», sentencia.
Juan Andión (Gaxate, A Lama, 67 años), uno de los propietarios de los restaurantes O Palacio y Marisqueira do Lis, es claro en su diagnóstico: «Estou contento de que ganara a coalición da dereita, porque, se non, Portugal estaría fundido. Un mes máis de José Sócrates [PS] á fronte do Goberno tería suposto a bancarrota do país». Andión explica que recibe habitualmente en sus restaurantes a líderes de todas las ideologías, como Jerónimo de Souza, de la CDU, o al ministro del PSD Pires de Lima. «Nunca me significo no restaurante, pero si que quero dicir ben claro que ao país vaille vir ben a estabilidade».
La ferrolana Concha Deza, que lleva 11 años en Lisboa, interpreta la victoria de la derecha el domingo desde una clave concreta: «O país ten tanto medo aos cambios que preferiu escoller o que xa coñece». Con todo, el PSD no fue capaz de conseguir «unha maioría absoluta, e hai moita xente nova que votou ao Bloco». Destaca además que Costa lo hizo bien «como alcalde de Lisboa». En opinión de Concha, sí que se notaron mucho los años de la troika en Portugal, con un salario mínimo que apenas supera «os catrocentos euros» y que incide precisamente «no medo que ten a xente».
Pero la ansiada estabilidad podría quedar en manos de la izquierda, pues los socialistas y el Partido Comunista de Portugal, que junto al Bloco de Esquerda contarían con mayoría absoluta en el Parlamento, encontraron ayer un punto de partida para dialogar sobre sus puntos convergentes y reflejarlo en un pacto de gobierno.