El izquierdista Jeremy Corbyn, favorito en las primarias laboristas

AFP LONDRES

INTERNACIONAL

RUSSELL CHEYNE | Reuters

Ante el avance del político contrario a la austeridad, Tony Blair advierte a los militantes de los peligros «llevar al partido al precipicio»

14 ago 2015 . Actualizado a las 19:28 h.

Han empezado las primarias laboristas en el Reino Unido con el objetivo de encontrar un candidato que suceda a Ed Miliband y parece que los simpatizantes del partido quieren girar a la izquierda. Jeremy Corbyn, un diputado de 66 años que abandonó el partido tras el descalabro de mayo y opositor firme a las políticas de austeridad, es el favorito para liderar la renovación del partido. 

Precisamente, Tony Blair, el padre de ese giro al centro que muchos ven como el motivo de los malos resultados, ha advertido: «Aunque me odiéis, no llevéis al Partido Laborista al precipicio», después del inicio de las votaciones, en las que participan un total de 610.000 personas, entre militantes, miembros de los sindicatos e inscritos como simpatizantes.

El favorito, Jeremy Corbyn, es un personaje controvertido, llamado por muchos «el Pablo Iglesias o el Tsipras británico», que se opuso en su día a la invasión de Irak, busca renacionalizar los servicios, destruir las armas nucleares, que las universidades sean completamente gratuitas y, por encima de todo, acabar con la austeridad de los conservadores, después de años de tímida oposición por parte de los laboristas. Su programa se percibe como el antídoto del Nuevo Laborismo de Blair, más amigo de las empresas que de los sindicatos.

Aunque logró tres victorias consecutivas en las legislativas, un hito sin precedentes en los cien años de historia del Partido Laborista, la reputación de Blair quedó seriamente dañada por la guerra de Irak.

«Sabemos dónde acaba esto. Pasamos por ello. Pero esta secuela sería mucho más aterradora que el original», advirtió Blair en un artículo aparecido en el diario The Guardian el jueves, estimando que Corbyn encarna el regreso a los 1980, una época de constantes derrotas. Sentenció también que «el partido camina con los ojos cerrados, los brazos extendidos, al borde del precipicio, hacia las rocas escarpadas que esperan abajo».

Corbyn no opina lo mismo y afirmó a The Guardian que «el estado de ánimo está ahí», a favor de esas políticas, «y resulta que nosotros estábamos en medio». «No estamos haciendo política de celebridades, ni de personalidades, ni abusivas, estamos por las ideas», agregó.

Todos contra Corbyn

Además de Corbyn, hay tres candidatos, todos más centristas y todos diputados: Andy Burnham e Yvette Cooper, ambos ministros bajo Blair y Gordon Brown, y Liz Kendall y cuya esperanza radica en el complicado sistema de voto, porque los electores tienen que pronunciarse sobre todos los candidatos ordenándolos por preferencia.

Si ninguno de los candidatos logra más del 50% del apoyo en el primer recuento, se elimina al que logró menos votos y las segundas opciones entran en juego. Y así sucesivamente, hasta que uno logra más de la mitad de los votos.

Cooper dijo el jueves que Corbyn es un candidato que ofrece «viejas soluciones a viejos problemas, no nuevas respuestas a los problemas de hoy».

Mientras, los dos principales diarios afines al laborismo han optado por uno de ellos: The Guardian expresó su apoyo a Cooper y el Daily Mirror a Burnham.

El profesor Charlie Beckett, de la London School of Economics, estimó que Burnham y Cooper «tienen un lastre tan grande con su complicidad en los errores del pasado que no logran encontrar una voz genuina», mientras que a la campaña de Kendall «le falta sustancia».

Elegible como el que más

Corbyn nació en Chippenham, en el sur de Inglaterra, el 26 de mayo de 1949. Empezó su militancia política en el mundo sindical y en 1983 entró en el Parlamento ostentando un escaño, el de Islington Norte, que ha defendido con éxito en ocho elecciones generales.

Su aspecto de viejo lobo de mar rompe con el estereotipo «blairista», aseado y de trajes de Savile Row. La crítica más repetida contra Corbyn es que es demasiado heterodoxo y alejado del centro para batir a los conservadores.

Cuando el diario The Independent le preguntó si era «inelegible», respondió: «soy tan elegible como cualquiera. He representado a mi circuncripción 32 años, he sido elegido ocho veces en una comunidad muy diversa».