Las bases laboristas quieren como líder al candidato más radical

rita álvarez LONDRES / E. LA VOZ

INTERNACIONAL

Jeremy Corbyn saluda a una de sus rivales, Yvette Cooper, tras un debate entre ambos.
Jeremy Corbyn saluda a una de sus rivales, Yvette Cooper, tras un debate entre ambos. PAUL ELLIS < / span>Afp< / span>

Jeremy Corbyn recibe el respaldo de la mayoría de agrupaciones provinciales

02 ago 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Se presentó con la intención de «generar debate», sin demasiadas esperanzas de convertirse en el sucesor de Ed Miliband al frente del laborismo, pero al término del plazo para que las agrupaciones provinciales del partido mostraran sus preferencias, se ha consagrado como el más querido por las bases. Jeremy Corbyn desbancó ayer en número de nominaciones internas a los candidatos que parecían en principio favoritos, Andy Burnham, Yvette Cooper y Liz Kendall, la preferida del ala derecha capitaneada por los blairistas.

Las nominaciones no tienen influencia decisiva en el voto final, que se emitirá entre el 14 de agosto y el 10 de septiembre, pero permiten averiguar de qué lado se encuentran los militantes, un hecho al que debe añadirse la toma de partido pública de los sindicatos. El veterano diputado recibió el respaldo de las principales centrales del país, entre ellas las mayoritarias Unison y Unite, que estuvieron en la fundación del partido a principios del siglo XX y son hoy su principal fuente de financiación.

La clave de la popularidad de Corbyn reside, según los analistas, en que admite sin tapujos la «desilusión» que produjo entre el electorado de izquierdas la decisión de la anterior dirección de competir en materia de austeridad con el Partido Conservador, alejándose así de sus raíces ideológicas con ideas centristas como reducir el déficit y sanear las cuentas públicas. «Muchos votantes estaban desilusionados y por lo tanto no nos apoyaron en las elecciones», declaró hace poco Corbyn. «Hay un gran número de personas que quieren poner fin a la desigualdad grotesca que existe en Gran Bretaña y tenemos la oportunidad de atraerlos si recuperamos nuestros principios».

La ventaja interna, que también tiene reflejo en los sondeos de opinión, ha cogido por sorpresa al laborismo y generado tensiones y luchas internas que pueden empañar el proceso de elección de nuevo líder. Atento a ello, Corbyn pidió ayer «unidad» y «camaradería» a sus compañeros, algunos de los cuales, como Burnham, deslizaron la posibilidad de que su victoria podría desembocar en una escisión de la formación.

El perfil de Corbyn, un abanderado de las causas progresistas, especialmente en América Latina, ha llevado a no pocos a establecer comparaciones con los líderes de Syriza y Podemos, y a verlo como el único con capacidad para dar una vuelta de tuerca y movilizar de nuevo al tradicional electorado laborista. No está de acuerdo con ello Tony Blair, para quien el partido corre el riesgo de convertirse en «una mera plataforma de protesta», yendo directamente a una cuarta derrota electoral, si se deja liderar por Corbyn.

El blairismo sostiene, a diferencia de lo que hace Corbyn, que los recientes comicios en los que David Cameron obtuvo mayoría absoluta, se perdieron porque el entonces candidato, Ed Miliband, se presentó con un programa demasiado de izquierdas que llevó a numerosos electores laboristas a decantarse por su rival conservador por temor a comprometer los resultados de la recuperación económica.