Tsipras expulsa del Gobierno al jefe de la facción izquierdista de Syriza

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ALKIS KONSTANTINIDIS | Reuters

Alemania aprueba el rescate con el rechazo de 60 diputados de la CDU

18 jul 2015 . Actualizado a las 10:42 h.

La coalición de izquierda radical Syriza sufre la primera gran purga interna desde que llegó al poder el pasado enero. El primer ministro griego, Alexis Tsipras, cesó ayer a su ministro de Energía, Panayotis Lafazanis, el líder de la facción radical que controla el 40 % del partido y que el pasado miércoles fue uno de los 39 diputados que dieron la espalda a los ajustes que exige el tercer rescate del país. Tsipras aprovechó la salida obligada de Lafazanis para proceder a una remodelación del Ejecutivo más amplia, cuya razón de ser es la depuración de disidentes izquierdistas que se rebelaron, como Dimitris Stratoulis o Kostas Ísijos, y el encumbramiento de personas de su confianza, como el hasta ayer ministro de Trabajo Panos Skurletis, que sustituirá precisamente a Lafazanis. La cartera que Skurletis deja libre irá a parar a Yorgos Katrúgalos, el actual ministro adjunto de Reforma Administrativa, también cercano a Tsipras.

La cascada de cambios, que incluye a un total de ocho viceministros y ministros adjuntos que optaron por no respaldar el acuerdo con los socios, no le proporciona al primer ministro mayores apoyos en su grupo parlamentario, reducido una vez que se descuentan a todos los rebeldes a poco más de 120 miembros en una cámara de 300. Pese a ello, Tsipras intentará seguir gobernando en minoría hasta cerrar el acuerdo definitivo con los socios, según dijo a su equipo más próximo. Necesita para ello el respaldo de los grupos de la oposición, que le han garantizado apoyo para acometer las reformas impuestas por Bruselas pero que se lo negarán para aspectos del programa electoral de Syriza. La situación parece, por tanto, abocada a un adelanto electoral que Tsipras quiere hacer coincidir con la fecha de las elecciones españolas, el próximo otoño.

«Caos y violencia»

El golpe de autoridad de Tsipras coincidió con la aprobación en el Bundestag alemán del acuerdo para negociar el tercer rescate de Grecia. Según Colpisa, Angela Merkel vendió el acuerdo del lunes como la única opción legalmente posible y económicamente viable, aunque reconoció que no será fácil para nadie. Paradójicamente, la mayor resistencia a la nueva asistencia financiera para Atenas provino de las propias filas conservadoras.

La sesión fue tensa, intensa y extensa ya que se discutió durante cuatro horas. La canciller obtuvo lo que se proponía, pero el precio fue elevado para ella ya que alrededor de la mitad de las negativas, un total de 60 según diversos recuentos, correspondieron a diputados conservadores rebeldes. Merkel construyó su alegato de defensa del acuerdo con Grecia argumentando que no había alternativas mejores. Había que evitar, explicó, que Atenas se «desangrase» económicamente y quedase fuera de la eurozona, algo que habría generado «caos y violencia». Los parlamentos de Austria, Estonia y Letonia también dieron luz verde al rescate.

El consejo autoriza 7.160 millones. La eurozona da el plácet a negociar

Ahora sí. En Bruselas, la expresión es «on track». Todo sigue su curso, las negociaciones del tercer rescate griego ya son una realidad después de que la burocracia comunitaria diera por fin su plácet. El Consejo Europeo, los 28, aprobaron por el procedimiento de urgencia un crédito extraordinario de tres meses de 7.160 millones que será transferido a Grecia en las próximas horas para que pueda saldar las deudas que arrastra. Ahora, los hombres de negro de la troika se sentarán con las autoridades helenas para cerrar el llamado MOU, el memorando donde se detallarán las reformas y el dinero que se irá prestando a medida que se vayan cumpliendo los objetivos. La idea es firmarlo a mediados de agosto.