Muere el príncipe saudí Saud al Faisal, ministro de Exteriores durante cuatro décadas

Europa Press

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AFP

Durante su mandato demostró a sus homólogos diplomáticos su habilidad para promover con sentido común el mensaje de Arabia Saudí

09 jul 2015 . Actualizado a las 22:37 h.

El príncipe saudí Saud al Faisal, que fue relevado en abril después de servir durante 40 años como ministro de Exteriores de Arabia Saudí, ha fallecido este jueves según han confirmado medios de comunicación cercanos a la familia real. Durante su mandato, Saud vivió las invasiones israelíes en Líbano en 1978, 1982 y 2006, las intifadas palestinas de 1987 y 2000, las invasiones de Irak e Irán en 1980 y la de Kuwait en 1990, además de la ocupación de Irak en el 2003 por parte de tropas lideradas por Estados Unidos.

Tanto con túnicas árabes como con traje y corbata y haciendo gala de su dominio del inglés, el príncipe Saud demostró a sus homólogos diplomáticos su habilidad para promover con sentido común el mensaje de Arabia Saudí.

Durante un periodo de tensión en el 2004 entre su país y su principal aliado, Estados Unidos, Saud describió la relación como «un matrimonio musulmán» en el que cada reino puede conservar diferentes esposas si las trata a todas con equidad.

La mordacidad y el ingenio han sido dos rasgos que le han caracterizado toda su vida, algo que no ha perdido a pesar de su dolencia crónica de espalda y otras enfermedades que en los últimos años aumentaron el temblor de sus manos y su dificultad para hablar.

Preguntado a principios del 2012 sobre si sería una buena idea armar a los rebeldes sirios, Saud contestó enérgicamente: «Creo que es una excelente idea».

Biografía

El príncipe Saud, hijo del rey saudí Faisal, nació en 1949 en Taif, cerca de La Meca, donde en 1989 colaboró en las negociaciones del acuerdo que pondría fin a los 15 años de guerra civil en Líbano. A su licenciatura en Princeton en los sesenta le siguieron unos años en el Ministerio del Petróleo, donde el astuto y carismático ministro del crudo designado por su padre, Ahmed Zaki Yamani, se convirtió en su mentor.

Su carrera como diplomático, no obstante, comenzó de forma traumática tras ser nombrado como ministro de Exteriores por el nuevo rey Jaled después del asesinato de su padre, que había conservado la cartera de Exteriores para él tras acceder al trono en 1962.

A pesar de su enorme talento como diplomático, el príncipe Saud fracasó en su deseo de hacer del Ministerio de Exteriores un organismo con mayor peso institucional. Varios diplomáticos en Riad han descrito la política exterior saudí como un foco reflector: con un enfoque intenso, pero sólo en los asuntos de mayor interés para el rey y el príncipe Saud.

Una historia complicada

Cuando fue nombrado ministro en 1975, la región estaba dominada por las rivalidades de la Guerra Fría, y el nacionalismo laico panárabe parecía la idea del futuro.

Egipto e Israel no habían firmado la paz todavía y Yasir Arafat lideraba la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) desde los campos de refugiados de Líbano. El shá iraní todavía gobernaba el país desde su Trono del Pavo Real, mientras que un joven Sadam Husein planeaba en Irak su ascenso al poder.

La relación de Riad con Sadam, que pasó de un apoyo cauteloso durante la guerra entre Irán e Irak a una feroz enemistad tras la invasión de Kuwait, dominó la política exterior saudí durante la mayor parte del mandato de Saud.

Pero a pesar de lo complicado de la historia, el príncipe Saud mostró públicamente su rechazo a la invasión del 2003 sobre Irak y advirtió de forma profética de que el caos que seguiría a la invasión podría desestabilizar la región. «Si el cambio de régimen viene con la destrucción de Irak, entonces es resolver un problema creando otros cinco», afirmó Saud en un canal televisivo británico.

En el 2002, Saud lanzó la iniciativa de política exterior de mayor alcance del mandato del rey Abdulá: un plan para la paz con Israel a cambio de la retirada de todos los territorios ocupados y una solución al conflicto de los refugiados. «Todo la región, si lo desea, va a estar en paz con Israel, se reconocerá su derecho a existir; si creen que esto no proporciona seguridad a Israel, le aseguro que el cañón de un arma tampoco», manifestó Saud por aquel entonces. Israel nunca mostró su apoyo al plan y el príncipe Saud reconoció varias veces que el fracaso en ayudar a la creación del Estado palestino fue la mayor decepción de su carrera.