La traición de Matteo Renzi, el viejo aliado de Tsipras

Cristina Porteiro
cristina porteiro BRUSELAS / E. LA VOZ

INTERNACIONAL

Renzi y Tsipras en Bruselas el 25 de junio.
Renzi y Tsipras en Bruselas el 25 de junio. olivier hoslet < / span>efe< / span>

En los últimos meses de encarnizadas negociaciones, acusaciones cruzadas y desplantes,  la voz del italiano se ha ido diluyendo para finalmente acompasarse al tono hostil de sus compañeros

01 jul 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

¿Dónde han quedado aquellos efusivos abrazos entre el primer ministro italiano, Matteo Renzi, y el líder heleno, Alexis Tsipras? ¿Qué ha sido de sus sonrisas cómplices en las reuniones de líderes, en las que solo Italia respaldaba públicamente las demandas del Gobierno de Syriza? ¿Ha olvidado el italiano el entusiasmo con el que recibió a su homólogo griego el pasado 3 de febrero? De aquella cita todavía se recuerda el apoyo incondicional que mostró Renzi a la batalla contra la austeridad abanderada por Syriza y la corbata con la que obsequió a Tsipras ante las cámaras para que la luciese cuando Atenas dejase atrás la crisis: «Nosotros queremos echar una mano de verdad a Grecia», aseguraba entonces Renzi antes de llamar a sus socios europeos a aliviar la deuda griega y a entender el mensaje que habían enviado los ciudadanos helenos  a través de las urnas: «Es un mensaje de esperanza que viene por parte de una generación entera de personas para que prestemos más atención a quienes están sufriendo la crisis», clamaba con la esperanza oculta de que un frente bien unido de socios europeos díscolos contra la mano firme de Berlín pudiese dar aire a Roma para ralentizar el ritmo de reformas y aplazar sus objetivos de déficit.

Pero la luna de miel con Tsipras y el pueblo griego ha durado poco. En los últimos meses de encarnizadas negociaciones, acusaciones cruzadas y desplantes de última hora, la voz del italiano se ha ido diluyendo para finalmente acompasarse al tono hostil de sus compañeros ante la perspectiva de que el amotinamiento contra Merkel estaba perdido. Ayer, Renzi estalló: «No hemos descartado las prejubilaciones italianas para que los griegos pudieran mantener las suyas». ¿A qué se debe esta repentina traición de la amistad con Tsipras? Parece que el italiano quiere ganarse la simpatía ciudadana blandiendo la manida defensa de los intereses nacionales.