Europa presiona a Tsipras para que capitule antes de que termine el día

Cristina Porteiro
Cristina Porteiro BRUSELAS / CORRESPONSAL

INTERNACIONAL

ANGELOS TZORTZINIS | AFP

El primer ministro griego se atrinchera y da a entender que no pagará hoy al FMI

30 jun 2015 . Actualizado a las 07:32 h.

Corralito en Grecia, caos en las bolsas internacionales, incertidumbre política. En las últimas 24 horas se han mezclado todos los ingredientes necesarios para tensar al máximo los nervios antes de la doble cita dramática a la que se enfrenta hoy Grecia. Al final del día habrá terminado el período de gracia para cerrar un acuerdo con la troika que le permita desembolsar los 7.200 millones de euros del rescate y también expira el plazo para pagar la factura de casi 1.600 millones de euros al FMI.

Europa no se rinde a pesar de la hostilidad creciente entre el Gobierno griego y los socios del euro. Los líderes de la UE lanzaron ayer una ofensiva diplomática para intentar convencer al Gobierno de Tsipras para que negocie con urgencia una solución antes de que termine el día. La respuesta del primer ministro fue gélida. Por la tarde, el Wall Street Journal adelantó que no pagaría al FMI y por la noche, en una entrevista televisada, él mismo dio a entender que la información va a misa.

Los líderes europeos tienden la mano para seguir conversando, pero se niegan a extender la negociación del programa hasta que se celebre el referendo del domingo. El alivio de la deuda, que demandaba Tsipras en una carta remitida a las instituciones, tampoco entra en sus planes, aunque sí han accedido a modo de anzuelo a debatir en octubre la reestructuración de la gigantesca deuda griega, que asciende al 180% del PIB. «Nuestra puerta está abierta. Aún hay tiempo», se limitó a decir el presidente del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem.

En esa línea se expresó también la canciller Angela Merkel, que apeló a la responsabilidad del líder de Syriza. «Europa solo puede funcionar si está dispuesta a comprometerse. Nadie va a conseguir el cien por cien», manifestó antes de acusar a Atenas de no tener «voluntad de compromiso». Mariano Rajoy, recordó que hasta hoy por la noche se puede negociar y su ministro de Economía, Luis de Guindos, no descartó que haya acuerdo.

Mientras la UE y Grecia tensan la cuerda, el presidente de EE.UU., Barack Obama, vuelve a llamar la atención por enésima vez a los europeos. En una llamada telefónica pidió a Merkel que busque una solución negociada para Grecia dentro del euro. Las consecuencias de un descarrilamiento en la eurozona pueden ser catastróficas a un lado y otro del Atlántico. Para evitarlo, es necesario que se diseñe una estrategia para que el país heleno pueda hacer frente a las facturas por valor de 7.345 millones de euros pendientes con el FMI y el BCE durante los meses de julio y agosto.

Nadie espera que Tsipras acepte negociar un acuerdo que no incluya una quita de la deuda. «No puede ser que el Eurogrupo, formado por 19 países, tenga 18 que estén obligados a cumplir las normas y uno a quien hay que prestar dinero a 30 años y que no cumpla sus obligaciones», se quejaba Rajoy.

Otros líderes europeos pusieron el acento en los riesgos que entraña el referendo, en cuyos resultados, dicen, podría estar el inicio de un viaje sin vuelta. «Grecia está llamada a votar para elegir entre el euro o el dracma», amenazó el italiano Matteo Renzi. El francés Hollande también advirtió de que «los griegos decidirán si permanecen en la zona euro o deciden asumir los riesgos de salir». Lo que está en juego es la integración europea. La crisis griega ha roído valores que se daban por asentados en la UE como la solidaridad y la cohesión. El euro está contra las cuerdas. «Si fracasa el euro, fracasa Europa», reconoció Merkel.