Tsipras desaira a la UE en Rusia mientras el BCE salva otra vez a los bancos griegos

Cristina Porteiro
Cristina Porteiro BRUSELAS / CORRESPONSAL

INTERNACIONAL

Asegura que buscará nuevos socios porque Europa ya no es el ombligo del mundo

20 jun 2015 . Actualizado a las 08:40 h.

Cuando Grecia sale frustrada de sus encuentros con los socios del euro, la respuesta de Atenas suele llegar en el plazo de 24 horas en forma de desafío verbal. El no rotundo que le dio el Eurogrupo el jueves al paquete de propuestas recalentado que presentó el ministro de Finanzas, Yanis Varufakis, para desbloquear los 7.200 millones de euros del rescate, volvió a escocer en las filas del Gobierno heleno. Su líder, Alexis Tsipras, sabía que el escenario de un desencuentro era más que probable así que se desplazó en esta ocasión a San Petersburgo, Rusia, para seguir desde la distancia los acontecimientos.

La jugada es vista por la UE como una nueva provocación y un paso más hacia la destrucción de los valores europeos, la confianza y el entendimiento entre Grecia y sus socios, cada vez más lejanos. El griego se reunió con el presidente ruso, Vladimir Putin, quien mantiene una dura pugna diplomática y económica con la UE tras la invasión de Ucrania. A pesar del embargo que pesa sobre Moscú, Tsipras no dudó en romper la disciplina y unidad acordada entre los 28 líderes europeos para poner en cuestión esas sanciones y desairar a sus socios.

«En Europa hemos tenido la ilusión de que somos el ombligo del mundo, cooperando solo con nuestros vecinos directos. Pero el centro del mundo ha cambiado de lugar, hay nuevas fuerzas a nivel político y económico», indicó antes de responder a las presiones de la UE y los acreedores con un mensaje de advertencia. «Estamos dispuestos a explorar nuevos mares para llegar a puertos más seguros».

La paradoja es que mientras Tsipras escenificaba su indignación desde Rusia, el Banco Central Europeo (BCE) en Frankfurt se afanaba por mantener la respiración asistida a los bancos griegos al borde de la quiebra. Su consejo decidió inyectar 3.000 millones de euros más a las entidades helenas a través del mecanismo de liquidez de emergencia. Suficiente para que Grecia pueda seguir a flote hasta la cita crucial de líderes del euro que tendrá lugar el lunes en Bruselas. La decisión se tomó después de que el Banco Central de Grecia solicitase asistencia ante la posibilidad de que los bancos no pudiesen abrir en esa fecha. La fuga de depósitos se ha disparado a medida que ha ido creciendo la incertidumbre en torno a las negociaciones. Citi calcula que desde mayo los griegos han retirado de sus bancos unos 12.000 millones de euros.

Este fin de semana, líderes europeos trabajan a contrarreloj para conseguir que el lunes se pueda cerrar un acuerdo. Tsipras, quien se mostró satisfecho al forzar la reunión «al más alto nivel político», es optimista. «La cumbre es un paso positivo. Los que apuestan por escenarios de crisis y de terror se verán refutados». El presidente del Consejo, Donald Tusk, no se anduvo sin embargo con contemplaciones: o acuerdo o default. Para facilitar el trabajo de los líderes del euro, el presidente del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem, convocó una reunión extraordinaria en las horas previas a la cumbre. Acudirá Varufakis con una propuesta. Todavía no se sabe si volverá a colgarla en su blog como hizo el jueves por la noche en «señal de transparencia» y como «antídoto contra la propaganda».

tensión en europa

La oposición exige un acuerdo

Los partidos de la oposición en Grecia pidieron ayer a Tsipras que cierre un acuerdo con sus acreedores en la cumbre del lunes para poner fin a la incertidumbre de los últimos cinco meses, que ha paralizado la economía del país.

«Es necesaria una reunión de los líderes de Grecia que creen en la democracia y en Europa», declaró el líder del partido centrista To Potami. Stavros Theodorakis explicó que una reunión,de la que excluyó implícitamente a la tercera fuerza del país, el neonazi Amanecer Dorado, y al comunista KKE, contribuirá a un «buen acuerdo» con los socios. La recién elegida presidenta del PASOK, Fofi Yenimatá, exigió al primer ministro dejar de lado «la obsesión de ruptura» de su partido, «poner fin a los faroles» y decir un «sí claro al euro».

El ex primer ministro conservador, Andonis Samarás, subrayó que la permanencia de Grecia en la eurozona constituye «una línea roja nacional innegociable».