Situación de emergencia en la eurozona tras otro fracaso entre Grecia y los socios

Cristina Porteiro
Cristina Porteiro BRUSELAS / CORRESPONSAL

INTERNACIONAL

ARIS MESSINIS | AFP

Lagarde se encara con Varufakis: «La jefa de los criminales saluda al otro bando»

19 jun 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

«Creo en los milagros», aseguraba sonriente el ministro de Finanzas eslovaco, Peter Kazimir, minutos antes de unirse a la reunión que celebró ayer el Eurogrupo en Luxemburgo. Nadie debió de escuchar sus plegarias porque el encuentro que debía articular el ansiado acuerdo entre Grecia y sus socios del euro echó el cierre tras constatar de nuevo que las distancias son insalvables.

La cita fracasó. Era la última oportunidad en el calendario para llegar a un acuerdo sobre el paquete de reformas que el Gobierno de Tsipras debe poner en marcha para disponer de los 7.200 millones de euros del rescate.  El Fondo Monetario Internacional (FMI) llamará a sus puertas el 30 de junio reclamando una factura de 1.600 millones. Y no perdonará. «El pago es definitivo. No hay un período de gracia o posibilidad de aplazamiento», advirtió ayer su directora gerente, Christine Lagarde, quien pidió «menos humos y espejos» en las propuestas y más «diálogo de adultos en la sala».

La francesa resume la tensión que dominó el encuentro, como prueba el que se dirigió aYanis Varufakis, con las siguientes palabras: «La jefa de los criminales saluda al otro bando», en alusión a las acusaciones de Atenas contra el Fondo. El ministro acudió consciente de la enorme hemorragia de liquidez que sufre su país, estrangulado por la fuga de capitales. A pesar de ello, se la volvió a jugar y puso encima de la mesa una lista de propuestas similar a las anteriores ya rechazadas. Un plan «insuficiente» y «poco creíble» para sus socios y la troika. «Nos acercamos al final del juego. Llamamos al Gobierno griego a retomar seriamente las negociaciones para evitar un escenario catastrófico», sintetizó el comisario e Economía, Pierre Moscovici.

La  situación es de verdadera emergencia. Si el día 30 de junio no tiene fondos para pagar al FMI, anunciaría impagos y se podría abrir la puerta a su salida del euro. «Estamos preparados para cualquier eventualidad», anunció el presidente del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem, quien criticó los pocos progresos que ha dado el Gobierno de Tsipras para desbloquear las negociaciones. El líder griego, que ayer siguió la sesión desde San Petersburgo, donde hoy hablará con Putin, advirtió a sus socios con una amenaza. «El Grexit no puede ser una opción ni para los griegos ni para la UE. Sería el comienzo del fin de la zona euro».

Para salir del impasse en el que se encuentran las negociaciones, el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, convocó una cumbre extraordinaria de líderes del euro para este mismo lunes, consciente de que ni los ministros de Finanzas ni los técnicos de la troika pueden apagar el fuego. «Es el momento de discutir de forma urgente la situación al nivel político más alto», indicó.

Las discusiones volverán a girar en torno la reforma de las pensiones y el alivio de la deuda. El Gobierno griego se niega a aceptar cambios que supongan recortes de las ayudas por el «descontento popular» que generaría, aseguró ayer Varufakis. Atenas solicita un alivio de la deuda (180% del PIB) que el FMI vería con buenos ojos si a cambio acepta reformas «más duras». La Eurozona se niega en rotundo. Por el momento.

Manolis Glezos se va de Bruselas

Manolis Glezos, el eurodiputado más anciano del Parlamento Europeo, con 92 años, y miembro de Syriza, formalizó ayer su renuncia, que se hará efectiva el 1 de julio, justo un año después del inicio de la legislatura. Miembro de la resistencia griega en la Segunda Guerra Mundial, Glezos fue el eurodiputado griego que más votos recibió en las elecciones europeas. Le sustituirá Yanis Milios, del ala izquierda de Syriza que fue desplazado por Varufakis.

El BCE prepara a los socios para el Grexit

Un  terremoto bancario. Es lo que puede desencadenar Grecia si no llega a un acuerdo con sus acreedores y declara impagos el día 30. El temor a una nueva crisis financiera no deja dormir a los socios. El peor de los escenarios, el Grexit, vuelve a llamar a las puertas.

El presidente del BCE, Mario Draghi, intentó en las últimas semanas calmar las aguas y aplacar el nerviosismo de los mercados. Sin embargo, Frankfurt está asesorando en la trastienda a los países del euro para que preparen planes de contingencia si se produce finalmente la salida de Grecia. Se le escapó ayer en Luxemburgo al ministro de Finanzas irlandés, Michael Noonan. «Estamos analizando las situaciones y seguimos los consejos del BCE», indicó antes de asegurar que la preparación de un plan B es una opción que manejan.

Noonan se mostró especialmente escéptico con la posibilidad de alcanzar un acuerdo estos días y advirtió de las consecuencias que puede acarrear un pacto precipitado. «Los ministros de la eurozona han ido tan lejos como han podido. Pero un mal acuerdo puede ser peor que un no acuerdo», manifestó. Irlanda se une así al vecino Reino Unido, que presume de tener un plan de acción para proteger al sistema bancario y financiero británico.

Todo el mundo toma posiciones. El director del fondo de rescate de la eurozona, Klaus Regling, explicó que los préstamos de la entidad están vinculados a los del FMI y que, si Grecia incurre en impago, el MEDE tiene la «opción» de pedir por anticipado las devoluciones.

Merkel pide sacrificios como el de España

La canciller alemana, Angela Merkel, se mostró ayer convencida ante el Bundestag de que la troika y Grecia están a tiempo de estrechar las manos. «Todavía es posible un acuerdo. Allí donde hay voluntad, hay camino», aseguró.

El optimismo del que hizo gala la líder conservadora durante el debate que mantuvieron los diputados alemanes en torno a las crisis fue seguido, sin embargo, de una batería de advertencias y reproches al Gobierno griego, al que reclama más seriedad en las negociaciones. «La responsabilidad propia de cada país y la solidaridad van de la mano. Grecia ha recibido en los últimos cinco años una solidaridad europea sin precedentes», recordó a Tsipras mientras le pedía sacrificios como los que tuvieron que emprender otros países como España, Irlanda y Portugal.

Por primera vez, el discurso más duro contra Atenas provino de las filas de los socialdemócratas, socios en el Gobierno de Merkel. El presidente de los progresistas en el Parlamento, Thomas Oppermann, acusó a los negociadores helenos de utilizar el tiempo de las negociaciones para «dar entrevistas» antes de advertir de que «ningún Gobierno en Europa tiene el derecho a reclamar solidaridad si ellos mismos no están preparados para hacer todo lo necesario». El dato significa que la paciencia se ha agotado en Berlín. El hecho de que Tsipras no haya capitulado todavía ha hecho perder los nervios incluso a los más moderados.

Solo la facción de La Izquierda salió en defensa del nuevo Ejecutivo de Atenas. Su líder, Gregor Gysi, reprochó al partido de Merkel las maniobras que han ejecutado para emponzoñar la crisis helena. «El Gobierno griego está preparado para ahorrar, pero no donde a ustedes les gustaría. El drama de la deuda es resultado de la política de la troika, detrás de la cual se esconde el Gobierno alemán», declaró.