Grecia intenta cerrar a la desesperada un acuerdo para evitar la quiebra

Cristina Porteiro
Cristina Porteiro BRUSELAS / CORESPONSAL

INTERNACIONAL

ORESTIS PANAGIOTOU | Efe

Tsipras, dispuesto a ceder «por difícil que sea» algunas demandas del FMI si son razonables

14 jun 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Los infructuosos resultados cosechados por el Gobierno griego durante los cinco meses de negociaciones con la troika han obligado al primer ministro, Alexis Tsipras, a dar un paso atrás en sus reivindicaciones y aceptar que, ante la intransigencia de la Comisión Europea, el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional, no le quedará más remedio que aceptar un compromiso, «por muy difícil que sea», para alcanzar un acuerdo.

Así lo admitió ayer el griego: «Si llegamos a un acuerdo viable, aunque el compromiso sea difícil, aceptaremos el reto, porque nuestro único criterio es salir de la crisis», indicó antes de ver partir a la delegación de negociadores que aterrizó en Bruselas para volver a discutir con los acreedores una salida a la grave crisis de liquidez que vive el país, incapaz en estos momentos de hacer frente a sus obligaciones de pago por la hemorragia que sufren sus arcas públicas. El vice primer ministro, Yannis Dragasakis, el vicecanciller, Euclides Tsakalotos, y el ministro de Estado, Nikos Pappas, fueron los encargados de poner sobre la mesa la nueva propuesta griega de reformas diseñada para desbloquear el último tramo de 7.200 millones de euros del rescate: «Llegaremos a una solución [?]. El hecho de que la delegación griega vaya a Bruselas es una señal promisoria», aseguró el ministro adjunto de Finanzas, Dimitris Mardas.

No importa cuán difícil se presente la situación para el Gobierno de Atenas, Tsipras no depositará en los ciudadanos la responsabilidad de escoger el camino que tomará Grecia al final de las negociaciones. Ayer se mostró dispuesto a asumir las consecuencias. Descartó la convocatoria de elecciones anticipadas o un referendo y advirtió a sus socios europeos que no capitulará a cualquier precio: «Si lo que quiere Europa es la división y que se mantenga la sumisión, tomaremos la gran decisión de decir que no y lucharemos por la dignidad de nuestro pueblo».

No queda tiempo

El presidente de la Comisión Europea, Jean Claude Juncker, alertó ayer a Tsipras de las «devastadoras consecuencias» que puede traer la salida del euro: «Él sabe que la situación se está agravando. Se lo he dicho con todos los colores y en todos los idiomas», indicó para tratar de plegar al griego a las demandas de la troika. No queda mucho tiempo. El próximo jueves deberá haber un plan para aprobar encima de la mesa del Eurogrupo. Si no hay luz verde al acuerdo, Grecia no podrá recibir ayuda y declararía impagos a finales de mes, cuando deberá devolver 1.600 millones de euros al FMI. Los expertos del Eurogrupo estudian las consecuencias de la bancarrota, pero  algunos ministros de Finanzas, como el alemán Wolfgang Schäuble, niegan que los Gobiernos nacionales estén estudiando ese escenario.